pieles no

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Pieles NO

domingo, 15 de diciembre de 2013

4 chistes 4


 

 
Tres hombres, un catalán, un vasco y un madrileño, se perdieron en la selva y fueron capturados por unos caníbales.

El rey de los caníbales le dijo a los prisioneros que podían salvar sus vidas si lograban pasar una prueba que contenía dos partes: La primera parte de la prueba, era volver a la selva y conseguir diez unidades de una misma fruta. Entonces cada uno de los tres hombres tomó su camino a la selva para encontrar las frutas. El Vasco regresó y le dijo al rey:

- Me llamo Patxi, yo traje 10 manzanas.

El rey le explicó la segunda parte de la prueba:

- Ahora tienes que meterte por el recto cada una de las frutas. ¡Sin poner ninguna expresión en la cara, o te comemos!

La primera manzana entró, pero con la segunda, el vasco se retorció de dolor, por lo que inmediatamente lo mataron.

El catalán llegó y le mostró al rey diez cerezas. Cuando el rey le explicó la segunda parte de la prueba, el hombre pensó que sería tarea muy fácil, entonces
empezó:
1.. 2.. 3.. 4.. 5.. 6.. 7.. 8.. 9 y justo en la novena cereza, soltó una carcajada y lo mataron.
El vasco y el catalán se encontraron en el cielo, y el vasco le preguntó al otro:
- Oye Pere, ¿y usted porque soltó la carcajada, si ya casi lo había logrado?
A lo que el catalán le contesta:
- No pude evitarlo, es que vi al madrileño, llegando con PIÑAS!
 

 
Hace mucho tiempo vivió un hombre de mar, el Capitán Bravo. Era muy valiente y jamás mostró temor ante un enemigo. Una vez, navegando los siete mares, el vigía vio que se acercaba un barco pirata, y la tripulación del barco se volvió loca de terror. El capitán Bravo gritó
- Traigan mi camisa roja!!
y llevándola puesta instigó a sus hombres al ataque, y vencieron a los piratas. Unos días más tarde, el vigía vio dos barcos piratas. El capitán pidió nuevamente por su camisa roja, y la victoria volvió a ser suya.
Esa noche, sus hombres le preguntaron por qué pedia la camisa roja antes de entrar en batalla, y el capitán contestó:
- Si soy herido en combate, la camisa roja no deja ver mi sangre, y mis soldados continúan peleando sin miedo.
Todos los hombres quedaron en silencio, maravillados por el coraje de su capitán.
Al amanecer del día siguiente, el vigía vio no uno, no dos sino DIEZ barcos piratas que se acercaban. Toda la tripulación dirigió en silencio sus ojos al capitán, que con voz potente, sin demostrar miedo, gritó:
- Tráingame mis pantalones marrones!
 

 
Un gallego estaba en el aeropuerto de Barajas. Iba a tomar un avión para visitar GALICIA, cuando una cosa le llama la atención.
Era una computadora con voz, que identificaba a los pasajeros por un nuevo reconocimiento de imagen.
Cuando el gallego pasó,el sistema dijo:
- Francisco García, 52 años, español, casado, bigote, pasajero del vuelo 455 de Iberia.
Impresionado, el gallego se manda para el baño, se afeita el bigote, se cambia la camisa y camina de una manera diferente, para, fregar al sistema.
Cuando pasa de nuevo por la computadora, la voz le dice de nuevo…
- Francisco García, español, 52 años, ahora sin bigotes y con camisa nueva, pasajero del vuelo 455 de Iberia.
Paco no se da por vencido y se va de nuevo al baño,
abre la maleta donde tenía, los regalos para María, su esposa.
Se maquilló, se puso una peluca rubia, tacos altos, se pintó los labios, un vestido ajustado y dijo:
Ahora si friego a esa máquina y le demuestro que soy más inteligente que ella.
Cuando pasa por la computadora, esta grita…
- Ahí viene de nuevo Francisco García, 52 años, español, trasvesti, y que por maricón perdió el vuelo 455 de Iberia.
 
 

 
Una anciana fue un día al Banco del Comercio "Bancomer" llevando un bolso lleno hasta el tope de dinero.

Insistía ante la ventanilla, solicitando que quería hablar única y exclusivamente con el Director del Banco para abrir una cuenta de ahorros, para lo cual decía:

ANCIANA: "Comprenda Ud., es mucho dinero".

Después de mucho discutir, la llevaron ante el Director del Banco, respetando el concepto de que el cliente tiene siempre la razón.

DIRECTOR: -¿Cuánto dinero desea ingresar?

ANCIANA: USD$165.000,00.
Y automáticamente vació su bolso encima de la mesa.

El Director, naturalmente, sintió una gran curiosidad por saber de dónde habría sacado la anciana tanto dinero y le preguntó:

DIRECTOR: Señora, me sorprende que lleve tanto dinero encima, realmente es mucha cantidad.
¿Cómo lo ha conseguido?

ANCIANA: -"Es simple, hago apuestas".

DIRECTOR: ¿Apuestas?... ¿Qué tipo de apuestas?.

ANCIANA: Bueno, todo tipo de apuestas. Por ejemplo, le apuesto a Ud., USD$25.000,00...
¡¡¡A QUE SUS PELOTAS SON CUADRADAS!!!.

DIRECTOR: "Esa es una apuesta estúpida"... Ud., nunca podrá ganar una apuesta de ese tipo.

ANCIANA: Bueno ya le dije que hago apuestas. ¿Está Ud. dispuesto a aceptar mi apuesta?.

DIRECTOR: Por supuesto. Apuesto USD$25.000,00 a que mis pelotas no son cuadradas.

ANCIANA: De acuerdo, pero como hay mucho dinero en juego...
¿Puedo venir mañana a las 10:00 AM con mi abogado para que nos sirva de testigo?

DIRECTOR: Claro que sí.

Aquella noche, el Director estaba muy nervioso por la apuesta. Pasó largo tiempo mirándose sus pelotas en el espejo, volviéndose de un lado para otro, una y otra vez. Se hizo un riguroso examen y quedó absolutamente convencido de que sus pelotas no eran cuadradas y que ganaría la apuesta.

A la mañana siguiente a las 10:00 en punto, la anciana apareció con su Abogado en la Oficina del Director. Hizo las pertinentes presentaciones, y repitió la apuesta de USD$25.000,00.

¡¡¡LAS PELOTAS DEL DIRECTOR SON CUADRADAS!!!.

El Director aceptó nuevamente la apuesta, y la anciana le pidió que se bajara los pantalones para mostrar sus pelotas.

El Director se bajó sus pantalones, y la anciana se acercó, y miró sus pelotas detenidamente, y le preguntó tímidamente si las podía tocar, expresando:

ANCIANA: Tenga Ud., en cuenta que es mucho dinero y debo cerciorarme.

DIRECTOR: Bien, de acuerdo. Comprendo que quiera estar absolutamente segura.

La anciana se acercó al Director, y agarrándole empezó a palpar sus pelotas, paralelo a lo cual, el Director se dio cuenta de que el Abogado estaba golpeándose la cabeza contra la pared.

El Director preguntó a la anciana:
DIRECTOR: ¿Y ahora que le pasa a su Abogado?.

ANCIANA: Nada, sólo que he apostado con él, USD$100.000,00 a que hoy, a las 10:00 de la mañana...

"LE TOCARÍA LAS PELOTAS AL DIRECTOR DE BANCOMER".
  

 

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