pieles no
jueves, 5 de marzo de 2009
BARBARIDADES
que se hacen y uno no entiende cómo. Cuando terminó la guerra mundial, muchos militares nazis se incorporaron a las filas del Ejército franquista. Sobre todo aviadores de la Luftwaffe. Recuerdo que yo siendo pequeña mi padre me llevaba a pasar los domingos a Son San Juan, la Base Aérea de Palma. Allí, yo no comprendía entonces por qué, había muchos militares con apellido alemán o italiano.Recuerdo a Müller, Eviricu, y hasta un ruso blanco que se llamaba Ragosin y que había huído de la Union Soviética con un compañero suyo, también militar, y sus dos mujeres. Las malas lenguas decían que se habían cambiado las mujeres y la identidad de ellas.La que estaba con Ragosin había sido bailarina del Bolshoi, y era una belleza impresionante. Parecía una porcelana. Yo la ví también de vieja, como de 90 años, y si, estaba muy anciana, pero tenía la cara que las mejillas aún parecían de una muñeca de porcelana. Tenía un aspecto mágico y enigmático. Es la anciana más extraña que he visto nunca. Esto parece de película, pero es verdad. La realidad siempre supera a la ficción. En casa teníamos objetos procedentes de Alemania, como por ejemplo, una pantalla de un velador de mesilla de noche hecho con piel de judío. Con piel de judio los nazis hicieron encuadernaciones de libros, pantallas para lámparas y otros objetos. Yo nunca supe de donde había salido aquello, pero me parecía de lo más normal que fuera de piel humana. Como desde que tenía uso de razón la veía... Y me gustaba hacerla crujir entre los dedos. Era un pergamino muy duro, y hacía ¡clac,clac!.Y yo venga a darle, clac, clac... mi madre la tenía en su mesilla de noche. Mi padre no podía ver a Hitler, decía que estaba loco, y mi familia eramos muy raros, pues escuchábamos de estranjis Radio España Independiente, Estación Pirenaica... Decían mis padres que era la única manera de enterarse de algo...Y yo sabía bien que no se lo tenía que decir a nadie. Es muy fácil ahora juzgar cosas que antes parecian normales. La pantalla, mi madre la tiró a la basura. De recuerdo de la guerra en casa solo quedó por muchos años una granada de mortero, que la habían convertido en el pie de una lámpara (caray y qué fijación) grande que era la que durante toda mi vida de soltera estaba encima de la mesa camilla alrededor de la cual hacíamos la vida en mi casa. Ayer estuve viendo la película "El lector", y me gustó mucho. Creo que la protagonista, Cate Winslet, hace un gran trabajo. No sé por qué, me recordó un poco La Caja de Música, de Jessica Lange. A mí esta última me escandalizó un poco. Eso que ella llevase a los tribunales a su padre cuando era ya viejo, pienso que no estuvo bien, al revés de casi todo el mundo. Yo no lo hubiera hecho nunca. Claro que el mío no se podía comparar a aquel asesino, pero yo pensé que con un padre, si ha sido bueno contigo, hay que estar con él sin razón o con ella. Además, ya era un anciano, y yo no hubiera hecho nunca lo de la protagonista de la película, no hubiera podido, por mucho que me hubiera horrorizado el ver aquellas fotos. Yo hace muchos años estuve visitando el Campo de Concentración de Mauthausen, el que figura en la foto pequeña, y es impresionante. Mucha gente del grupo visitante lloraba, o se mareaba, y algunos no quisieron ni entrar. Yo entré y lo vi todo. Los hornos crematorios, los barracones, la escalera de la muerte, todo. Pero lo que más me impresionó fueron las estatuas que hay fuera del campo. Cada una de ellas representa una nacionalidad de los desgraciados que murieron allí. Había el monumento a los polacos, a los gitanos, a los rusos, a los franceses, etc. etc. Como 20 nacionalidades, más o menos. Y el de los judíos. Pero es que en todos los campos de exterminio había mucha más gente aparte de los judíos. La gente se cree que solo se ensañaron con ellos. Pero se cargaron a un montón de gitanos, por considerarles raza inferior, y a un montón de gente de izquierdas. Había bastantes españoles, rojos como se decía entonces. Hitler le dijo a Franco si quería hacerse cargo de ellos y el Invicto contestó que no, que hiciese lo que quisiese con ellos, que ésos no eran españoles. Por lo visto solo lo eran los chupacirios fachas. ¡Qué asco!. Mi suegra , que vivió 100 años, decía que la gente no debía vivir tanto, porque veía demasiadas barbaridades. Y creo que tenía razón.
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