pieles no
viernes, 6 de marzo de 2009
Del Eclesiastés (Biblia)
"Esto he experimentado: Lo mejor para el hombre es comer, beber y disfrutar en todos sus fatigosos afanes bajo el sol, en los contados días de la vida que Dios le da, porque ésta es su paga"
"Dije en mi corazón acerca de la conducta de los humanos: Sucede así para que Dios los pruebe, y les demuestre que son como bestias.Porque el hombre y la bestia tienen la misma suerte: Muere el uno como la otra, y AMBOS TIENEN EL MISMO ALIENTO DE VIDA. En nada aventaja el hombre a la bestia, pues todo es vanidad. Todos los caminos hacia una misma meta, todos han salido del polvo y todos vuelven al polvo."
"Hay otro mal que observo bajo el sol, y que pesa sobre el hombre: Un hombre a quien Dios da riquezas, tesoros y honores; nada le falta de lo que desea, pero Dios no le deja disfrutar de ello, porque un extraño lo disfruta. Esto es vanidad y gran desgracia. "
"Acuérdate de tu Creador en tus días mozos,mientras no vengan los días malos, y se echen encima años en los que dirás: "Ya nada me contenta". Mientras no se nublen el sol y la luz, la luna y las estrellas y retornen las nubes tras la lluvia. Cuando tiemblen los guardias de Palacio, y se doblen los guerreros, se paren las moledoras (muelas),por ser pocas, se queden a oscuras las que miran por las ventanas, y se cierren las puertas de la calle,
ahogandose el son del molino.Cuando uno se levante al canto del pájaro y se enmudezcan todas las canciones. También la altura dá recelo, y hay sustos en el camino. Florece el almendro y está grávida la langosta y pierde su sabor la alcaparra; y es que el hombre se va a su eterna morada, y circulan por la calle los del duelo. Mientras no se quiebre la hebra de plata, se rompa la bolita de oro, se haga añicos el cántaro sobre la fuente, se caiga la polea dentro del pozo, vuelva el polvo a la tierra, a lo que era y el espíritu vuelva a Dios, que es quien lo dio. ¡Vanidad de vanidades, y todo vanidad!."
Esto lo escribió un sabio desconocido. Lo que más me intriga es la referencia a la cuerda de plata que une al hombre con su cuerpo astral, cuando se rompe sobreviene la muerte. Esto mismo dicen los budistas zen.
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