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Pieles NO

martes, 14 de agosto de 2012

Dichos populares







TOCARLE A UNO LA CHINA. PONER CHINAS
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«Tocarle la china a una persona significa corresponderle lo más malo en algún asunto.»

China -según el Diccionario- es «piedra pequeña» y «suerte que echan los muchachos, metiendo en el puño una piedrecita o cosa semejante, y, presentando las dos manos cerradas, pierde aquel que señala la mano en que está la piedra.»

Como se ve, el modismo tocarle a uno la china procede del lenguaje infantil y alude al sorteo previo que decide quién de los jugadores ha de parar o dormir.

A todo juego infantil donde hay algún papel que nadie quiere para sí (verbigracia: recibir azotes, perseguir a los compañeros o buscarles, hacer de burro para que los demás salten sobre él, etc.) suele preceder la operación de echar la china.

La china suele echarla uno de los jugadores, el que hace las veces de madre (voz que recuerda la participación de la madre en los juegos de los niños), y el jugador a quien le toca la china se considera desdichado.

Y a propósito de chinas y chinitas. En nuestro Diccionario de 1970 se incluye la frase Poner chinas a uno, en el sentido de «suscitarle dificultades».

Antiguamente se decía el adagio De compadre a compadre, chinilla en el ojo, que Juan de Mal Lara explica así en su Philosophia vulgar (obra de 1568, centuria 10, núm. 6):

- Acontece entre personas muy amigas de haber enojos -como dijimos entre hermanos-, y así ahora para declarar enojo, pone el echar una piedrecilla en el ojo, que da mal rato. Aplíquese a los que en el interés cargan de mal a su compañero, como dice en otro refrán: De amigo a amigo chinche, etc. Y parece mejor letra china en el ojo.
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DE LA CECA A LA MECA
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He aquí una expresión proverbial que ha dado lugar a muchos y diversos comentarios. Antiguamente se decía andar de ceca en meca, y así aparece en el Quijote, puesta en boca de Sancho: «Y lo que sería mejor y más acertado... fuera el volvemos a nuestro lugar... dejándonos de andar de ceca en meca y de zoca en colodra, como dicen». (Parte primera, cap. 18.)

Covarrubias, en su Tesoro de la lengua castellana (obra de 1611), dice que Ceca era «cierta casa de devoción en Córdoba, a do los moros venían en romería; de allí se dijo andar de Ceca en Meca».

El maestro Correas discrepa de esta opinión en su Vocabulario de refranes (libro coetáneo del de Covarrubias), donde escribe lo siguiente:

«Andar de Ceca en Meca. Dícese de los que andan de una parte a otra y en partes diferentes, vanamente ocupados y sin provecho. Ceca y meca son palabras castellanas enfáticas, fingidas del vulgo para pronombres indefinidos de lugares diversos, que no se nombran, como son Zanquil y Manquil.. Zoco y Colodro... fulano y citano... traque, barraque y otras infinitas palabras de este género, hechas por énfasis del sonido. No creo a los que quieren decir que Ceca fue una mezquita en Córdoba, y que Meca es la de Arabia, adonde está el zancarrón, que de eso no se acordó el castellano viejo. Antes dijera yo que Ceca era la ciega y adivina, y Meca la mujer perdida, tomada por bruja y hechicera... y quisiera decir: «ándate de adivina en bruja y hechicera, y perderás el tiempo... Lo primero tengo por cierto», concluye Correas. (Es decir, lo de que ceca y meca no significan nada y son «palabras enfáticas, fingidas, pronombres indefinidos de lugares».)

Diego Clemencín, en su nota 3.ª al capítulo 18 de la primera parte del Quijote, se arrima a la opinión de Covarrubias, y dice que «ceca es palabra arábiga que significa casa de moneda... Los cristianos de la Península dieron, no se sabe por qué, este mismo nombre a la mezquita grande de Córdoba, que era uno de los lugares de más devoción para los mahometanos, los cuales la frecuentaban con sus romerías y peregrinaciones. Y como hacían lo mismo con la Meca, de esto, de la casual consonancia entre Ceca y Meca, y de lo distantes que están entre sí Meca y Córdoba, de todo ello, combinado confusamente, hubo de resultar en el uso común la expresión proverbial de andar de Ceca en Meca para denotar la vagancia de los que se andan de una parte a otra sin objeto preciso y determinado».

La mayoría de los escritores han seguido esta opinión de Clemencín, que a nuestro juicio carece de fundamento.

Cejador, en su Tesoro de la Lengua Castellana. Silbantes, 1.ª parte (Madrid, 1912), desecha la opinión de Clemencín y Covarrubias. Dice así:

«Hase creído ver en la frase andar de Ceca en Meca la Ceca o casa de la moneda en árabe y la ciudad de la Meca, lugar de sus peregrinaciones. Pero había que adobar primero esos candiles y atar esos rabillos que aún quedan por desollar. Yo no sé que los moros anduvieran de la casa de la moneda a la Meca de Arabia para que parase en proverbio, ni menos que lo anduvieran los cristianos para que el proverbio fuera cristiano y español... Dicen que Ceca también era la mezquita de Córdoba... Meca no tiene otro ser que el de ceca, puesta m por c, a causa de repetirse como en ce por be, ceta por bayeta, traque barraque, chánharas máncharas».

El mismo Cejador, al comentar en su Diccionario del Quilote el ya citado pasaje cervantino, dice que si bien Ceca en árabe es la casa de la moneda y se llamó también así a la mezquita de Córdoba, por lo cual andar de Ceca en Meca se parece al andarlas estaciones, a peregrinar a los dos famosos santuarios musulmanes, «hay la dificultad de que falta el artículo, pues se hubiera dicho de la Ceca a la Meca».

Rodríguez Marín, en su Edición crítica del Quijote, recoge esta última opinión de Cejador, y añade que «hay no poco que hablar de tal frase y de la de andar de zoca en, colodra».

Efectivamente, la falta de artículo en la frase de ceca en meca, el detalle de que Cervantes escribiese ceca y meca con minúsculas, y la opinión autorizada del maestro Correas, según el cual nuestro refrán castellano nunca quiso aludir a la Meca de los musulmanes, inclinan el ánimo a la opinión de que se trata de dos palabras empleadas como pronombres indefinidos o como adverbios de lugar, y que el ceca y meta se dijo por sonsonete, como se dicen hoy muchas frases que pudiéramos llamar de repetición fonética(1).

Yo este dicho lo he oído más largo: "De la Ceca a la Meca y a los valles de Andorra". Esto ya es demasiado para mi, y no tengo NPI de donde ha salido este añadido y por qué. Si alguien lo sabe, que me lo diga, porfa.

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