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Pieles NO

domingo, 20 de julio de 2014

El Ramadán de los milagros




 

Hoy es 20 de julio, estamos en la mitad del Ramadán y hace un calor espantoso.

Yo no puedo hacer el ayuno, ni casi nada de lo preceptivo, porque tengo que medicarme para la depresión y otros alifafes propios de locos y además el médico me ha dicho que duerma mucho. Esto me ha gustado, porque dormir me encanta. Mi madre me decía que se perdía media vida, pero a mí me parece que se gana.  Muchas veces al despertar me parece que la realidad era cuando soñaba, y el sueño y lo irreal empiezan al  abrir los ojos.

Despertares tremendos los que tengo, pues abro los ojos, veo la vida y ésta me coge por el cuello y tengo un gran ataque de angustia que me atenaza hasta que se pone el sol. No sé por qué, pero las mañanas nunca me han gustado. Odio los amaneceres. Es cuando más gente muere, a los reos se les ejecuta al amanecer. En la guerra es la hora de los fusilamientos.

Para mí el amanecer, y las primeras horas de la mañana, son de pesadilla. Peores que las de la noche. Además, de noche nunca las  tengo, las guardo todas para el amanecer.

Paso temporadas mejores y peores, pero ahora estoy en una de las malas de verdad.

Mucha gente cuando haya empezado a leer esto lo habrá dejado enseguida, pues mis batallitas no interesan a nadie, y además el título lleva una palabra despreciada en Occidente y la oyen y juzgan de lo que no saben.

A mí eso me da igual, nunca he tenido la pretensión de cambiar a las personas. La gente no cambia, y opina de lo que ha oído decir por ahí a cualquiera.

Me gustaría hacer un Ramadán bien hecho, pasando hambre y sed de día, y romper el ayuno al caer el sol. Me gustan los atardeceres. Me siento mejor, tengo menos ansiedad y parece que toda la naturaleza se prepara para el sueño o el amor, para romper el ayuno y para charlar.

En Ramadán, dice el Corán, que mientras que en campo abierto no se pueda distinguir un hilo blanco de uno negro, ya se pueden hacer las cosas prohibidas de día: Comer, beber y hacer el amor. Cuando amanece, todo eso queda para la siguiente noche y empieza el terrible día. Trabajar sin beber ni comer, con un sol de justicia debe ser tremendo. La Cuaresma de los católicos es una feria comparado con lo que debe ser un Ramadán bien hecho. Yo porque no puedo dejar de tomar mis pastillas no puedo hacerlo, aunque las tomo no  por gusto, sino porque las necesito. Están exentos del ayuno, entre otros, los que deben tomar medicinas de día, los enfermos, las embarazadas, los niños, los que están de viaje y los viejos.

Para mí el mes de Ramadán es un poco humillante; yo quisiera hacer como mis correligionarios, pero no puedo. Yo he nacido católica  y comeduras de coco, sobre todo en el aspecto sexual, he tenido todas las que he podido soportar. Los cristianos hablan mucho de sexo, pero nada de amor. Los musulmanes son más prácticos.

 Muchas de las neuras que padezco tengo que agradecérselas a la Iglesia Católica, los curas, las monjas y la familia.  Me han dejado bastante tarada, y ahora y toda mi vida he recogido los frutos amargos. Pero como no soy idiota a pesar de haber nacido entre cristianos, hice lo que pude cuando pude y disfruté la de vida y de los goces que los puñeteros curas y monjas me negaban, y la asquerosa sociedad en la que me crié. No voy a contar nada más.

También hice cosas malas, pero cuando me tomaron juramento en la mezquita para convertirme en musulmana (“Assadhu Allah inch Allah ua asshadu Muhamed rajul Allah”)

Que quiere decir: “Doy testimonio de que no hay más que un solo Dios y que Mohamed es su Profeta” .  Fue Amina quien me lo tomó, y estaba Abdullah de testigo. (ambos españoles).

Luego me dijo ella: “-Ahora te han sido perdonados todos tus pecados”

Esta frase me emocionó, pero como no se llorar, no solte ni una lagrimita, e hice el propósito de ser mejor persona, cosa harto difícil, pero me quedé como perro sin pulgas después de aquello.

El otro día me encontraba francamente mal, con un ataque de angustia mañanero insoportable. Cuando me pasa esto comprendo a los suicidas, pero no pienso imitarles. Creo que su espíritu  no descansa, no sé por qué.  Una vez estuve a punto, pero cuando ya me había subido a una silla para tirarme a la calle, mirando si no había alguien o algún coche aparcado, con lo que si me tiro encima  hubiera podido no morir, sino solo romperme el espinazo y quedar paralítica toda la vida, cosa que hubiese sido tremendo: Depresiva y encima lisiada. ¡Madre mía!

Pero no me tiré, pues cuando ya estaba tomando impulso oigo una vocecita:

-¡Miau!

Era mi gata Chenta.

La miré y pensé que no podía hacerle aquello a mis gatas, a mi marido y a mis padres.

Me bajé de la silla, dí de comer a Chenta y seguí sufriendo como una bestia.

Pasó el  tiempo, con meses y temporadas malas, pésimas, buenas y regulares.

Ahora estaba en una mala, y hablé con mi hermana (ujtii en árabe es hermana) Leila, quien me dijo que leyera la Sura de la Familia de Imran (casualmente, trata de la familia de Jesús, para los árabes Isa ben Mariam, que significa Jesús, hijo de Maria, y para el Islam es un gran Profeta.)

Busqué en Internet esa sura. Todo el Corán recitado está en Internet. La recitación del Corán es una forma peculiar de leerlo, como un cántico que a mí me gusta mucho …

Pues pongo la sura y casi inmediatamente, a los dos minutos, noto que mi fuerte malestar y angustia se van disolviendo como un azucarillo dentro de un vaso. ¡Qué maravilla! . No me lo podía creer. ¿Por qué me pasaba a mí eso?

Lo comente con Leila y me dijo que el Profeta había dicho que habia suras curativas, y que esta era una de ellas.

Yo estoy más contenta que unos cascabeles, y se me importa un ardite que quien haya llegado hasta aquí leyendo piense que ha sido sugestión, chifladura o lo que tengan a bien imaginar. Yo estaba mal y ahora muy bien, y no es la primera vez que me pasa. Hace algún tiempo también me sentía mal y lo hice y se fue mi demonio particular, pero se me había olvidado el remedio que no falla.

¡Qué deprisa olvidamos los favores!!

Yo nunca he sido una beata, ni de cristiana ni de musulmana,y quien me conoce lo sabe, pero a veces pienso que Dios –que es el mismo para todos, aunque tenga distintos nombres- nos ha dado tantas cosas buenas que aunque estuviésemos toda la vida rezando y dándole gracias no tendríamos tiempo suficiente para agradecerle ni una mínima parte lo que El hace por nosotros.

Y si alguien sufre y piensa que eso es injusto, está en un error. Ni una sola lágrima cae en vano, ni, como dice Leila, nadie muere ni un minuto antes ni un minuto después de su hora.

Me dan pena esa gente a quien se les ha muerto un hijo, un familiar, un ser querido, y dicen que Dios les “ha robado”, o que es una muerte injusta . No hay muertes injustas, ni existe la casualidad. Todo tiene un  porqué, y algún dia lo sabremos.

El Corán dice que Dios vela también por los animales. Hay una frase muy bonita : “Dios sabe dónde duerme el tigre”. E Isa dice: “Todos saben que en el mercado se venden cinco pajarillos por un as. Pues bien, ni uno solo de ellos ha caído sin que Dios lo sepa”.

Amén, amín.

Allah Akbar


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