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martes, 1 de febrero de 2011
¿Donde está enterrado Adolph Hitler?
No existe una respuesta definitiva a esta pregunta. Hay enormes contradicciones sobre el destino final del cadáver de Adolph Hitler, sin embargo, la respuesta más probable es Magdeburg, en Alemania del Este.
Mientras los aliados avanzaban sobre Berlín, Adolf Hitler contrajo matrimonio con su fiel amante, Eva Braun, en una ceremonia civil realizada en su búnker, bajo la Cancillería del Reich, el 29 de abril de 1945. El día siguiente, a las 15:30, ambos ingirieron cianuro de un frasco de vidrio. Hitler también se disparó un tiro en la cabeza con una pistola Walther 7,65 mm.
Un puñado de miembros de su comitiva envolvió los cuerpos en mantas grises del ejército y los llevó al jardín de la cancillería, colocándolos en el hueco dejado por una explosión. Vertieron gasolina sobre ellos y les prendieron fuego.
Los cadáveres carbonizados fueron descubiertos por las tropas soviéticas de avanzada, siendo enviados a Moscú para someterlos a pruebas con el fin de confirmar su identidad. Tras los exámenes, los cuerpos de Hitler y Braun, así como el del ministro de propaganda, Joseph Goebbels, cuyo cuerpo fue encontrado en las cercanías, fueron enterrados sucesivamente en una serie de sitios, incluyendo Buch, Finow y Rathenau, todos en el este de Alemania.
Cuando parecía que ya no habrían más exhumaciones, en febrero de 1946 los cuerpos fueron trasladados de nuevo a los cuarteles de la Smersh en Magdeburg, una organización de contraespionaje soviética.
Fueron desplazados por última vez en 1970, por orden del jefe del KGB, Yuri Andropov, más tarde líder soviético. Todos los cuerpos fueron reducidos a cenizas y se los arrojó a un afluente del Danubio.
En mayo de 2001, Vladimir Gumenyuk, antiguo oficial del Ejército Rojo, confesó haber obedecido una orden de Moscú para desenterrar los restos del Führer, llevarlos al campo, quemarlos y esparcirlos. Gumenyuk, de 64 años, y subdirector de un hotel en los Urales, es el único sobreviviente del equipo de tres hombres que ejecutó las órdenes del Kremlin de deshacerse del cadáver de Hitler.
En la noche del 4 de abril de 1970, Gumenyuk y sus compañeros fueron a un lugar no revelado y desenterraron un cofre que contenía los cuerpos. Los subieron a un jeep y se dirigieron al campo, llevando cañas de pescar para aparentar una salida deportiva. En un remoto lugar cerca de un río, vertieron gasolina sobre el cofre y le prendieron fuego. A continuación, reunieron las cenizas en una mochila de lona y las llevaron hasta una colina cercana. “Abrí la mochila, el viento se llevó las cenizas en una nube algo marrón, y en un segundo se habían ido”, recordó Gumenyuk.
Acerca del lugar donde esparcieron las cenizas, Gumenyuk manifestó que el secreto morirá con él. “Todavía hay muchos neo-nazis en todas partes”, declaró a la televisión rusa. “Harían peregrinaciones. Incluso levantarían un monumento. ”
Pero no todo es tan definitivo, Los rusos aún conservan un fragmento del cráneo de Hitler, que fue exhibido el año pasado como parte de una exposición en Moscú llama La Agonía del Tercer Reich. Es pequeño, con bordes irregulares, signos de carbonización y un agujero de bala claro. Fue hallado en el jardín de la cancillería en 1946 y probablemente cayó del cadáver al ser trasladado.
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El gran interés que despierta la figura de Hitler se debe precisamente a los ribetes de su extraordinario tipo de personalidad y su halo de impenetrabilidad. Hitler poseía un extraordinario carisma capaz de envolver no sólo a las personas, sino también a las masas, además de poseer una gran oratoria gesticular muy estudiada y una capacidad de liderazgo notable; pero quien haya permanecido con él diría lo mismo que opinó su ministro y arquitecto Albert Speer: «Nunca llegué a conocerlo».
Hitler era en sí un individuo muy autosuficiente y solitario. Muy pocas personas integraban su séquito personal, se pueden citar a Albert Speer, el fotógrafo Heinrich Hoffmann, Martin Bormann, Wilhelm Bruckner, Joseph Dietrich, Joseph Goebbels, Julius Schaub, Julius Schreck y el arquitecto Geisler y sus secretarias personales. A ellos les exigía lealtad a toda prueba y discreción.
Según algunos historiadores, Hitler fue vegetariano, si bien otros lo descartan, no fumador, abstemio (dato también cuestionado por algunos historiadores), ecologista , se dice que promulgó las primeras leyes de la historia que penaban el maltrato a los animales , aunque la verdad es que las primeras leyes contra el maltrato animal ya proceden del imperio romano. Se dice que no permitía a sus colaboradores fumar ni beber enfrente de él.
Hitler jamás visitó una ciudad bombardeada, un campo de concentración o un hospital(la única excepción fue para visitar a las víctimas del atentado del 20 de julio). Un fiel ejemplo de este aspecto es que Hitler se negó a ver las fotos y filmaciones de las ejecuciones de los involucrados en el atentado ejecutado por Claus von Stauffenberg hacia su persona en 1944.
Una de las características más relevantes de la personalidad de Hitler era la capacidad de impresionar, encantar, manipular y subyugar a quienes lo rodearan; había personas que podían ser muy fuertes y seguras en sus campos de acción, pero en presencia de Hitler estas personalidades se veían disminuidas y manipuladas hasta el servilismo; por ejemplo, Hermann Göring expresó al ministro de finanzas Schacht que «cada vez que estoy frente al Führer siento el corazón en un puño».
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