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miércoles, 23 de marzo de 2011
El violín
El violín surge en Italia en el siglo XVI. Es un instrumento de cuerda frotada y evolucionó a partir de instrumentos como la fídula y la lira da braccio. Aunque no se le considere un ascendente directo, hay otro instrumento que abundó en Europa, mucho antes y que se denominaba La viola da gamba. Este coexistió con el violín durante unos doscientos años.
El arte de la construcción del violín vivió su esplendor en los siglos XVII y XVIII en los talleres de dos italianos de Cremona: Antonio Stradivarius y Giuseppe Guarneri y en Austria de la mano de Jacob Stainer.
Por otra parte, encontramos que dos partes fundamentales del violín son la tapa y el fondo, que están unidas por el alma, nombre que se le da a una barrita de madera que además de reforzar la estructura es muy importante para la transmisión del sonido. El mango, el arco y las cuerdas son otras de sus principales características. En la antigüedad las cuerdas se hacían de crin de caballo y todo el instrumento era elaborado con maderas preciosas como el roble.
El violín tiene una gran capacidad melódica y el mejor agudo de todos los instrumentos de cuerda que conforman su familia, como pueden ser el violoncelo o la viola. Curiosamente estuvo relegado en sus inicios a ser solo un acompañante de espectáculos de danza. No fue hasta 1607 cuando ganaría reputación al ser utilizado por Claudio Monteverdi en su ópera Orfeo. En 1626 se afianzaría en el mundo musical gracias al rey francés Luis XIV, quien formó una orquesta a la que llamó Los 24 violins du roi.
Más tarde el violín fue tomando cada vez mayor protagonismo gracias a compositores como Antonio Vivaldi, Ludwig van Beethoven y Johan Sebastian Bach, entre otros que escribieron piezas magistrales para este instrumento. Piezas como Las cuatro estaciones de Vivaldi y el Concierto opus 26 en sol menor de Bruch y muchas otras hicieron nacer a brillantes intérpretes del violín entre los que destacaron: Gasparo Bertolotti de Salo, Andrea Amati de Cremona y Giovanni Maginni de Brescia.
Durante el siglo XIX los virtuosos del violín recorrieron Europa, como los italianos Giovanni Viotti y Niccolo Paganini, así como el español Pablo de Sarasate,y contribuyeron notablemente a la apreciación de la música compuesta para este instrumento de cuerda. Aunque ha evolucionado desde sus orígenes, actualmente algunos intérpretes han restaurado arcaicos violines del siglo XVIII por considerarlos mas apropiados para representar la música escrita en la antigüedad.
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