pieles no
domingo, 13 de marzo de 2011
Enterrando a hachazos
Ni al humor negro británico más desaforado se le habría ocurrido. Mientras los familiares esperaban al momento en el que se cierra la tumba del fallecido, los empleados del cementerio cogen un hacha y la emprenden a golpes con el féretro porque no cabía en el ataúd. Pasó en Palma en 2006. Cinco años después, un juzgado de lo Contencioso Administrativo ha rechazado la petición de los familiares de una indemnización por los daños y perjuicios ocasionados. La propia Empresa Funeraria Municipal ya había rechazado la petición de los familiares en una resolución administrativa que fue recurrida por los familiares.
La sentencia, que es firme, señala que la actuación de la administración fue correcta y que, en todo caso la responsabilidad es de la aseguradora que facilitó el ataúd, puesto que debió de asegurarase de que cabía en el nicho.
El problema del tamaño del féretro no se constató hasta que ya la mitad del ataúd estaba dentro del nicho. El resto no cabía y, en ese momento los empleados municipales ofrecieron dos opciones a los familiares: o bien desatornillaban el crucifijo que había en la parte de arriba o bien desmontaban unos tacos en la parte inferior. Los familiares se decantaron por la segunda opción, pero no se imaginaban el resultado. Ni cortos ni perezosos, con el ataúd aún colgando del nicho y ante los estupefactos familiares la emprendieron a hachazos para cortar las dos patas de los nichos. Cuando lo consiguieron simplemente metieron el resto del féretro en la sepultura y colocaron la lápida.
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