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Pieles NO

sábado, 12 de enero de 2013

La muerte, tan temida y tan ignorada

UN NEUROCIRUJANO DE HARVARD AVIVA EL DEBATE "Sí, hay vida después de la muerte, lo he comprobado" El neurocirujano Eben Alexander, en una imagen de archivo. (Deborah Feingold) Iván Gil 16/10/2012 (06:00)
“He estado sumido en un profundo coma durante una semana en el que viajé a otra dimensión del universo; una dimensión que nunca antes pude llegar a soñar que existiese”. Así arranca el neurocirujano de la Universidad de Harvard, Eben Alexander, su relato en primera persona sobre la vida después de la muerte, una experiencia que le ha hecho creer en la vida eterna y que recogerá próximamente en un libro titulado Proof of Heaven: A Neurosurgeon’s Journey into the Afterlife (La prueba del cielo: el viaje de un neurocirujano a la vida después de la muerte). A pesar de que el libro no saldrá a la luz hasta el próximo martes 23 de octubre, las tesis de Alexander han generado una intensa polémica en Estados Unidos después de que la revista Newsweek publicase varios extractos del texto. El neurocirujano asegura que antes de vivir esta experiencia había estado bastante alejado de la Iglesia y no creía en la vida más allá de la muerte, pero ahora dice contar con la prueba irrefutable de que estaba equivocado. Precisamente, el debate abierto en torno al relato del médico norteamericano se centra en si una experiencia personal puede ser una prueba científica o no. Para el mayor experto mundial en estos temas, el psiquiatra y filósofo Raymond Moody, no hay duda: “El doctor Eben Alexander es la prueba viviente de que existe vida después de la muerte. Es el caso más asombroso sobre experiencias cercanas a la muerte que he escuchado desde hace más de cuatro décadas estudiando estos fenómenos”. Newsweek dedica la portada de su último número al neurólogo Eben Alexander. Se reaviva el debate sobre la vida eterna en la comunidad científica La discusión sobre este tema está adquiriendo un creciente auge en el país norteamericano, sobre todo, después de que la prestigiosa fundación John Templeton donase cinco millones de dólares al profesor de filosofía de la Universidad de Riverside John Martin Fischer para que estudiase en profundidad las experiencias al borde de la muerte. Es lo que se ha dado en llamar el Proyecto Inmortalidad. Muchas investigaciones de diferentes ámbitos han intentando con anterioridad abordar este tema. Uno de los estudios previos más importantes se recoge en el ensayo Experiencias cercanas a la muerte entre la ciencia y prejuicio, en el que sus autores, dos profesores italianos de la Universidad de Padua, señalan que cualquier interpretación reduccionista de este tipo de fenómenos suele encontrarse equivocada, ya que las sucesivas investigaciones han demostrado hechos muy diferentes entre sí.La ortodoxia médica suele explicar estos casos como meras alucinaciones causadas por la anoxia (carencia de oxígeno) Los ecos de este debate ya han llegado a Europa de la mano del cardiólogo Pim van Lommel, quien se dedica a investigar experiencias cercanas a la muerte (ECM). “Las han vivido miles de personas, pero no todas las explican por temor a ser tachadas de lunáticas o porque creen que las causan la medicación o la enfermedad. No todos experimentan lo mismo, pero sí citan algunas experiencias recurrentes que coinciden en un cruce espacio-temporal”, explicaba el médico en una entrevista concedida recientemente. El cirujano norteamericano sí es de los que cuentan su “visita al cielo” con todo lujo de detalles, “una aventura que comenzó en un lugar espacial, más alto que las nubes. Allí había criaturas muy diferentes a las que hay en la tierra, pájaros y ángeles que, sencillamente, eran formas superiores”. Alexander compara los fuertes sonidos que emitían estas criaturas con “unos cantos gloriosos, que más tarde entendí como gritos de alegría”. Su viaje se produjo rodeado de millones de mariposas y una mujer, al modo de un ángel de la guarda, que le repitió tres mensajes concretos en un idioma desconocido pero entendible para el neurocirujano en aquellos momentos: “Sois amados y respetados, os querremos para siempre”, “no tienes nada que temer” y “no hay nada por lo que puedas hacer el mal”. Esta mujer también le prometió que le enseñaría muchas cosas de ese nuevo mundo, pero que inevitablemente debía volver a la tierra. Del esoterismo a la física cuántica “Sé que esto es tan extraordinario como increíble. Otros médicos me dicen que todo es cosa de mi mente, pero está lejos de ser una alucinación porque fue tan real o más que cualquier otro acontecimiento vital anterior”, asegura Alexander. La ortodoxia médica suele explicar estos casos como meras alucinaciones causadas por la anoxia (carencia de oxígeno). Una tesis que el experto en EDM, Pim van Lommel, pone en entredicho porque “si la causa fuera la anoxia, todos los que vuelven a la vida tras estar cerca de la muerte tendrían ECM porque todos la sufren, pero en cambio, sólo el 18% tiene esas experiencias”.Nuestra muerte sólo es un cambio de conciencia, una transición Unas experiencias que suelen cambiar por completo la filosofía de vida de sus protagonistas. “Antes de mi experiencia era muy escéptico con las experiencias cercanas a la muerte. Hoy en día sé que son una realidad. Durante toda mi carrera de más de 30 años fui defensor, al igual que la mayoría de mis compañeros, de que el cerebro genera conciencia y de que vivimos en un universo desprovisto de cualquier tipo de emoción. Sin embargo, lo que me ha ocurrido cambió todas mis creencias y teorías, por lo que tengo la intención de pasar el resto de mi vida investigando la verdadera naturaleza de la conciencia”, añade el neurocirujano. Una postura que cada vez adoptan más investigadores médicos. ************************** ****************************** Hay mucha gente que ha tenido experiencias como éstas, pero no lo cuentan por miedo a que se burlen de ellas. Pero como yo sí lo digo, a mí también me lo cuentan. Una vez me pasó algo maravilloso, pero no lo sabréis porque es demasiado personal. Voy a decir en lo que creo. O mejor dicho, lo mío no es fe, sino una cuestión empírica. Por eso no tiene mucho mérito. Mi abuela siempre me decía que yo estaba protegida. No le hacía caso, pero el tiempo le dió la razón. No sé por qué, pero estoy protegida, y mucho. Deben ser acaso mis ángeles custodios, que son muy eficientes, pero me han librado de muchos peligros e incluso de la muerte. Pero nadie muere ni un minuto antes ni un minuto después de su hora. Creo que hacen muy mal, creyendo hacer bien, los familiares que esconden a un enfermo terminal la inminencia de su muerte, porque es muy importante que la persona pueda prepararse. No me refiero a llamar a un cura y cosas así, sino que el enfermo tiene que ser consciente del paso que va a dar y prepararse. Pienso que debe usar toda su voluntad para desprenderse mentalmente de las cosas materiales, intentar perdonar a los que le hayan hecho mal y entregarse en brazos de Dios.Con todo esto no pretendo sentar cátedra, pobre de mí, pero es lo que siempre se ha hecho en mi familia y pienso que es lo correcto. Dejar morir a alguien sin que se de cuenta me parece un error y una faena de las gordas. Recuerdo una vecina que tenía un familiar, un chico joven, enfermo de leucemia a quien le ocultaron su muerte inminente.El pobre hasta hacía planes. Murió sin darse cuenta, y estaban muy satisfechos y decían: ¡Qué bien, no se ha enterado de nada!. Pues vaya putada, pensé yo cuando mi vecina me lo contó. Yo creo que la gente malvada, cuando muere no encuentra descanso. No creo en infiernos con fuego, demonios con tridente y ollas de aceite hirviendo, pero creo en los fantasmas. Creo que una persona que muere y ha hecho mucho mal (a personas o a animales) vaga durante mucho tiempo por la oscuridad, despistada y angustiada entre las sombras, hasta que ha purgado todo el mal que ha hecho. Hay un pasaje de Los Vedas que me gusta mucho: "El mal es hecho por uno mismo. Se es desgraciado por uno mismo. El mal es deshecho por uno mismo. Se es purificado, solo, por uno mismo. Pureza e impureza pertenecen a cada uno. Nadie puede purificar a otro"
También creo que los animales tienen alma. Si nosotros la tenemos, ellos también, y si nosotros no, ellos tampoco. El papa polaco, que no era precisamente santo de mi devoción, dijo que los animales tenían alma, pero los medios de comunicación caso lo ignoraron y poca gente se enteró. Porque hay demasiados intereses creados -peleteros, carniceros, toreros... La Biblia también lo dice, y los musulmanes lo creen. Para mí, un cielo sin animales no me interesa. Yo quiero ir donde vayan ellos. Aunque creo que es el mismo para todos. Quisiera poder acariciar al tigre y al león, y oirlos ronronear. Esa sería la felicidad perfecta. Y encontrarme con todos los animales de mi vida. Y con mis seres queridos, claro. Tengo una amiga musulmana -como yo- que siempre que hablamos de estas cosas me dice que el Paraíso será como nosotroa lo queramos. Eso estaría muy bien... Quien quiera huríes que las tenga, pero a mí no me interesan, prefiero un vergel maravilloso con toda clase de animales, donde no existan los cazadores, el dolor y la muerte. Tengo amigos ateos que son buenísimas personas, y espero que les vaya bien. Desde luego, afrontar la muerte sin creer en nada debe ser muy duro. Pero Dios es misericordioso. Hay un pasaje de los Salmos que dice: "Aunque tenga que atravesar el Valle de las Sombres de la Muerte, nada temeré, porque Tú, oh Señor, estarás conmigo."

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