Le rompieron los dedos a culatazos, para que nunca pudiera volver a tocar la guitarra. Le cortaron la lengua para que nunca pudiera volver a cantar. Y después de varios días de torturas, lo mataron de 44 balazos, porque ya no tenían más balas.
Ahora se va a juzgar a los militares que lo hicieron.
Descanse en paz Víctor Jara
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