pieles no

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Pieles NO

viernes, 13 de marzo de 2009

Acaba de ocurrir

cuando escribo ésto. Qué disgusto. Un cernícalo, en catalán-mallorquín un xoriguer, acaba de atacar la jaula que en mi terraza tengo colgada con una pareja de canarios.Ha metido la garra, como acostumbran, entre los barrotes y ha cogido a la hembra, una canaria blanca preciosa y ¡se la ha comido casi entera!. Yo estaba aquí en el ordenata, y mi santo durmiendo la siesta con la gata Chenta, especialista en cazar pájaros, encima suyo. Esta manía de cazar pájaros que tiene me fastidia mucho, pues es rapidísima, y si algún gorrioncete viene a comer alpiste que cae de la jaula de mis canarios, muchas veces lo paga caro. A veces yo la veo y lleva el pájaro en la boca vivo y sin un rasguño, y entonces yo voy y le abro la boca y dejo libre al gorrión en cuestión, pero esta vez el puñetero xoriguer ha sido más rápido que la Chenta, que Paco y que todos nosotros. Comprendo que los cernícalos también tienen que comer, pero caray, que se vaya a cazar gorriones, que pueden volar y tienen más probabilidades de salvarse, y no venir a atacar a una presa tan fácil como una pobre canaria en una jaula, aunque ésta sea grande. Quedan avisados los que leen ésto. No es una leyenda urbana, como mucha gente se cree. Si tenéis algún pájaro en el exterior, protegedle, pues es corrientísimo que se produzcan estos ataques, aunque a mí no me había ocurrido aún nunca, y más teniendo a mis canarios en una parte de la terraza que está cubierta. Puñetas... no gana una para disgustos. Ahora tendré que reforzar la seguridad de la jaula con tela metálica, para que no pueda el enemigo meter su zarpa, y comprarle una compañera nueva al vuido, que se ha quedado perplejo y asustado.Nunca se puede estar tranquilo en este mundo.

1 comentario:

Unknown dijo...

Sorprendida quedo.
Nunca imaginé que pudiera suceder tal cosa.
Mis padres tienen un canario al que llamamos Piolín. Canta cuando se supone que debería irse a dormir. Es un encanto.
En el verano lo sacan a la galería.
No me gustaría que corriera esa suerte.
Lo siento.
Un abrazo, Anna.