Esta libertad de expresión que tenemos en España es un camelo y una porquería. Con el PP campando a sus anchas con su mayoría absoluta, y ese cambio que se han sacado de la manga para cuando haya elecciones -que ya ven que no van a volverla a tener,la mayoría,- pues la gente está harta de ellos, excepto algunos masocas y aprovechados- , pues el cambio consiste en que sea alcalde el cabeza de la lista más votada, así se aseguran tener siempre un alcalde pepero.
A mí esto me indigna, y soy incapaz de tener la boca cerrada, aunque me tragué toda la posguerra, con sus fusilamientos, torturas, desapariciones y todo tipo de barbaridades perpetradas por los franquistas victoriosos.Murió más gente en la posguerra que en la guerra. Iban por la noche a casa de los "sospechosos" y le decían a su familia que le iban a llevar a "dar un paseo". Eso era que lo llevaban ante la tapia del cementerio más cercano y allí lo fusilaban. A mí esto de fusilar gente delante de la tapia de los camposantos siempre me intrigó. Supongo que era para que los sepultureros tuvieran menos trabajo para meterles en la fosa común, o donde fuera que los metiesen. Hay muchas fosas en España en campo abierto, y cada vez aparecen más y más.
En casa no teníamos mucho que temer, pues mi padre era militar franquista y terminó la guerra cargado de medallas. Salió de Sevilla hacia el frente de escondidas de sus padres, pues solo tenia 18 años y muchas ganas "de correr aventuras", como me dijo a mí cuando le pregunté cómo había podido irse a matar rojos que no conocía de nada, juntamente con una gentuza impresentable de falangistas, alféreces provisionales, requetés y otra gente de esta ralea. Pero el cuerpo le pedía marcha y allá se fue.Desde Sevilla, que fue desde el principio franquista, no se podía ir a otra parte. Mi padre tenía muchos amigos anarquistas, pero los mataron a todos. Uno se subió a la torre de una iglesia, y como la Guardia Civil le tenía acorralado, se tiro y se mato. A mi abuelo, que era abogado en el Ayuntamiento y republicano conocido, lo echaron y casi lo matan. Yo siempre he pensado que le salvó la vida el que mi padre se fuera con los impresentables. Por lo visto lo hizo muy bien, pues su hoja de servicios es deslumbrante. Estuvo primero en Sevilla, luego en Málaga y Granada, donde se le ocurrió beber agua de la Fuente del Avellano, tan famosa por las coplas, y lo que consiguió fue coger una diarrea que le duró un año.Pero era fuertote, y joven. Estuvo luego por Guadalajara, donde también estaban los italianos, juntos pero no revueltos. Estaba en un pueblo llamado Cogolludo, y mandaba una centuria.
En su familia todos eran muy aficionados a la fotografía. Mi abuelo el bastardo dandy y republicano, cuando solo hacían fotos los fotografos profesionales él ya se paseaba por Sevilla con su cámara, que luego heredé yo, y tengo una curiosa colección de fotos antiguas de aquella Sevilla de toreros y señoritos.
Luego conocí a un militar,yo tendría veinte años, coronel como mi padre entonces, con el que trabajé largo tiempo, llamado Manuel Alvarez de Sotomayor, que era de derechas, nazi y también milico como mi padre (aunque mi papa nunca fué nazi, no soportaba a Hitler) y se fue con la División Azul a Rusia (el Sotomayor)con el tocho de Lo que el Viento se Llevó, mi padre se fue a hacer la guerra con una cámara fotográfica, y tengo una interesante colección del frente de Guadalajara. Mi padre no podía ver a los italianos, pues decía que eran sinvergüenzas y cobardes.Creo que si yo me hubiera echado un novio italiano a mi padre le hubiera dado una alferecía, pues decía que no había hombres más sinvergüenzas con las mujeres que ellos. Pero yo comprendo que aquellos pobres chicos que mandó a España Mussolini no quisieran morir por una tierra que no era la suya, y cuando les tocó enfrentarse a los españoles republicanos, "los rojos", como les llamaban las derechas, los pobres bambinos se quitaron las botas para correr más deprisa y desaparecieron, siendo la rechifla de los rojos y de los franquistas, diciendo que los españoles (aunque se fueran a matar acto seguido) sí eran valientes y tenían cojones, pero los italianos eran unos cobardes amariconados.¡Hasta coplas cantaban ambos bandos! En esto es en lo único que creo que los dos bandos de la guerra civil estuvieron siempre de completo acuerdo. Mussolini se subía por las paredes cuando le contaron esto, y de los italianos jamás se supo.
Esto lo cuento aunque no viene mucho a cuento, porque es un episodio que considero interesante, divertido y poco conocido. Mi padre cuando era pequeña me decía:
"-Tú, si quieres molestar a un italiano, solo dile: ¡Guadalajara!"
Yo no le hice caso, porque me pareció un insulto demasiado sangriento, y además yo en mis tiernos años no conocía italianos, ni milicos ni civiles. Bueno, milicos sí, a docenas. Todos los amigos de mi padre, entre los que había, además de españoles, italianos, (sí, sí) y alemanes.Y rusos blancos. Como uno llamado Ragosín,( que él solo merece capítulo aparte) al finalizar la guerra el ejército del Aire acogió a muchos aviadores de los países de Eje. También había rumanos, y gente de diversas y pintorescas procedencias.
Yo, como de costumbre, me he ido por los cerros de Ubeda.
Lo que quería explicar es que la democracia que hemos tenido al morirse Franco es una filfa. Para muestra un botón:
Yo tenía hasta hace poco por costumbre escuchar en la Cadena SER un programa llamado "Punto de Mira",a eso de la una de la tarde, donde la gente expresaba sus opiniones e indignaciones varias, desde las cacas de perros en las aceras de sus calle hasta las cochinadas de los políticos de turno, casi siempre peperos, pues la SER es considerada una emisora progre, no como la COPE, superfacha, o una cosa extraña y espectral llamada algo así como Radio María.
Pues yo, claro, soy oyente de la SER, y muchas veces llamaba al programa quejándome sobre todo del maltrato animal, de los pobres caballos de las calesas para turistas y cosas así. Pero a veces me enfadaba y hablaba de política, poniendo verdes a los del PP.
Un día estaba tan enfadada que dije, -en plan de cachondeo, claro- que me gustaría que pusieran en todas las plazas de Palma una guillotina para que rodaran cabezas derechistas.
¡Vaya la que armé!
A los pocos días llamé a la emisora por no recuerdo qué,una banalidad, y me dijeron lo mejor que supieron, con apuro y medias palabras, que habían recibido "orden" o "habían sido invitados" a no dejarme hablar por la radio nunca más, o sino..... bueno, que se la iban a cargar.Que perdonase, y "un beso grande"
Aquello me retrotrajo a mis años de la puericia y la adolescencia, cuando en mi casa teníamos que escuchar a escondidas "Radio España Independiente, Estación Pirenaica" a escondidas, y mis padres me decían que no lo dijera a nadie, pues podría ser peligroso. ¡Y era la casa de un milico!
¡Qué maravilla! ¡Pero qué arte tienen esta gente del PP de retrotraerme a mis años mozos!
A mí esto me indigna, y soy incapaz de tener la boca cerrada, aunque me tragué toda la posguerra, con sus fusilamientos, torturas, desapariciones y todo tipo de barbaridades perpetradas por los franquistas victoriosos.Murió más gente en la posguerra que en la guerra. Iban por la noche a casa de los "sospechosos" y le decían a su familia que le iban a llevar a "dar un paseo". Eso era que lo llevaban ante la tapia del cementerio más cercano y allí lo fusilaban. A mí esto de fusilar gente delante de la tapia de los camposantos siempre me intrigó. Supongo que era para que los sepultureros tuvieran menos trabajo para meterles en la fosa común, o donde fuera que los metiesen. Hay muchas fosas en España en campo abierto, y cada vez aparecen más y más.
En casa no teníamos mucho que temer, pues mi padre era militar franquista y terminó la guerra cargado de medallas. Salió de Sevilla hacia el frente de escondidas de sus padres, pues solo tenia 18 años y muchas ganas "de correr aventuras", como me dijo a mí cuando le pregunté cómo había podido irse a matar rojos que no conocía de nada, juntamente con una gentuza impresentable de falangistas, alféreces provisionales, requetés y otra gente de esta ralea. Pero el cuerpo le pedía marcha y allá se fue.Desde Sevilla, que fue desde el principio franquista, no se podía ir a otra parte. Mi padre tenía muchos amigos anarquistas, pero los mataron a todos. Uno se subió a la torre de una iglesia, y como la Guardia Civil le tenía acorralado, se tiro y se mato. A mi abuelo, que era abogado en el Ayuntamiento y republicano conocido, lo echaron y casi lo matan. Yo siempre he pensado que le salvó la vida el que mi padre se fuera con los impresentables. Por lo visto lo hizo muy bien, pues su hoja de servicios es deslumbrante. Estuvo primero en Sevilla, luego en Málaga y Granada, donde se le ocurrió beber agua de la Fuente del Avellano, tan famosa por las coplas, y lo que consiguió fue coger una diarrea que le duró un año.Pero era fuertote, y joven. Estuvo luego por Guadalajara, donde también estaban los italianos, juntos pero no revueltos. Estaba en un pueblo llamado Cogolludo, y mandaba una centuria.
En su familia todos eran muy aficionados a la fotografía. Mi abuelo el bastardo dandy y republicano, cuando solo hacían fotos los fotografos profesionales él ya se paseaba por Sevilla con su cámara, que luego heredé yo, y tengo una curiosa colección de fotos antiguas de aquella Sevilla de toreros y señoritos.
Luego conocí a un militar,yo tendría veinte años, coronel como mi padre entonces, con el que trabajé largo tiempo, llamado Manuel Alvarez de Sotomayor, que era de derechas, nazi y también milico como mi padre (aunque mi papa nunca fué nazi, no soportaba a Hitler) y se fue con la División Azul a Rusia (el Sotomayor)con el tocho de Lo que el Viento se Llevó, mi padre se fue a hacer la guerra con una cámara fotográfica, y tengo una interesante colección del frente de Guadalajara. Mi padre no podía ver a los italianos, pues decía que eran sinvergüenzas y cobardes.Creo que si yo me hubiera echado un novio italiano a mi padre le hubiera dado una alferecía, pues decía que no había hombres más sinvergüenzas con las mujeres que ellos. Pero yo comprendo que aquellos pobres chicos que mandó a España Mussolini no quisieran morir por una tierra que no era la suya, y cuando les tocó enfrentarse a los españoles republicanos, "los rojos", como les llamaban las derechas, los pobres bambinos se quitaron las botas para correr más deprisa y desaparecieron, siendo la rechifla de los rojos y de los franquistas, diciendo que los españoles (aunque se fueran a matar acto seguido) sí eran valientes y tenían cojones, pero los italianos eran unos cobardes amariconados.¡Hasta coplas cantaban ambos bandos! En esto es en lo único que creo que los dos bandos de la guerra civil estuvieron siempre de completo acuerdo. Mussolini se subía por las paredes cuando le contaron esto, y de los italianos jamás se supo.
Esto lo cuento aunque no viene mucho a cuento, porque es un episodio que considero interesante, divertido y poco conocido. Mi padre cuando era pequeña me decía:
"-Tú, si quieres molestar a un italiano, solo dile: ¡Guadalajara!"
Yo no le hice caso, porque me pareció un insulto demasiado sangriento, y además yo en mis tiernos años no conocía italianos, ni milicos ni civiles. Bueno, milicos sí, a docenas. Todos los amigos de mi padre, entre los que había, además de españoles, italianos, (sí, sí) y alemanes.Y rusos blancos. Como uno llamado Ragosín,( que él solo merece capítulo aparte) al finalizar la guerra el ejército del Aire acogió a muchos aviadores de los países de Eje. También había rumanos, y gente de diversas y pintorescas procedencias.
Yo, como de costumbre, me he ido por los cerros de Ubeda.
Lo que quería explicar es que la democracia que hemos tenido al morirse Franco es una filfa. Para muestra un botón:
Yo tenía hasta hace poco por costumbre escuchar en la Cadena SER un programa llamado "Punto de Mira",a eso de la una de la tarde, donde la gente expresaba sus opiniones e indignaciones varias, desde las cacas de perros en las aceras de sus calle hasta las cochinadas de los políticos de turno, casi siempre peperos, pues la SER es considerada una emisora progre, no como la COPE, superfacha, o una cosa extraña y espectral llamada algo así como Radio María.
Pues yo, claro, soy oyente de la SER, y muchas veces llamaba al programa quejándome sobre todo del maltrato animal, de los pobres caballos de las calesas para turistas y cosas así. Pero a veces me enfadaba y hablaba de política, poniendo verdes a los del PP.
Un día estaba tan enfadada que dije, -en plan de cachondeo, claro- que me gustaría que pusieran en todas las plazas de Palma una guillotina para que rodaran cabezas derechistas.
¡Vaya la que armé!
A los pocos días llamé a la emisora por no recuerdo qué,una banalidad, y me dijeron lo mejor que supieron, con apuro y medias palabras, que habían recibido "orden" o "habían sido invitados" a no dejarme hablar por la radio nunca más, o sino..... bueno, que se la iban a cargar.Que perdonase, y "un beso grande"
Aquello me retrotrajo a mis años de la puericia y la adolescencia, cuando en mi casa teníamos que escuchar a escondidas "Radio España Independiente, Estación Pirenaica" a escondidas, y mis padres me decían que no lo dijera a nadie, pues podría ser peligroso. ¡Y era la casa de un milico!
¡Qué maravilla! ¡Pero qué arte tienen esta gente del PP de retrotraerme a mis años mozos!
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