pieles no

pieles no
Pieles NO

miércoles, 2 de marzo de 2011

Leyenda de La Llorona

El personaje de La llorona es muy conocido en México y la leyenda sigue latente en la memoria de los más ancianos del lugar.
Cuenta ésta leyenda que en la época colonial cada noche sonaban las campanas de la iglesia principal dando el toque de queda a las once. Todos los viandantes sabían que cuando tocaban las campanas era señal de marcharse a casa. Las calles se quedaban totalmente vacías y frías en la oscura noche, algunos días alumbradas únicamente por la luz de la luna llena.
Cada noche a partir de las 12, se comenzaban a oír lamentos y una voz lastimosa que parecía provenir de una mujer afligida y desconsolada. Estos gritos vagaban por toda la ciudad. Ante tales sucesos muchos quedaban desvelados y ya no podían conciliar otra vez el sueño. Se preguntaban quien sería aquella mujer que todas las noches lloraba quejándose tristemente y a nadie dejaba dormir.
Cansados de tal circunstancia, los más valientes se echaron a la calle al dar la medianoche para dar caza a la mujer o persona de aquellos sollozos. Otros se santiguaban en sus casas agarrando fuertemente algún crucifijo. Estaban convencidos que esas voces eran producto de ánimas perdidas y no de persona humana.
Iban con antorchas buscando el foco de los gemidos, que ya se escuchaban otra vez retumbando entre las calles oscuras.
Y de pronto, como si se tratase de un ángel, apareció al final de un callejón una mujer de piel blanquecina. Vestía un traje blanco vaporoso y sus cabellos eran largos y de color negro intenso. Por lo menos lo que se dejaba entre ver, pues llevaba un tupido velo que le cubría todo el rostro.
La imagen fantasmal, tras dejarse ver por los aldeanos durante unos minutos, extendió sus brazos y se dirigió hasta la plaza Mayor dónde se arrodilló. Mientras, su voz lastimosa seguía escuchándose.
- “¡Ay, mis hijos!”
Los vecinos la siguieron hasta la plaza y con asombro contemplaron como aquella mujer casi transparente se desvaneció entre las sombras de la noche…

Hay muchas teorías sobre quien fue esa mujer, y el por qué de su tristeza, pero la más difundida para la llorona es la siguiente.
Muchos afirman que era una mujer indígena, la cual estaba enamorada de un noble español. Esta mujer tuvo tres hijos de la relación, pero el caballero jamás quiso reconocerlos y menos formalizar algo con ella.
Al cabo del tiempo él se casó con otra y ella se volvió loca.
Tal fue su trastorno que ahogó a sus tres hijos en el río, y al darse cuenta del mal que había hecho, se suicido.
Ahora su alma en pena vaga por las calles lamentándose por sus hijos.

No hay comentarios: