¿Dónde reside la parte emocional del ser humano? ¿Sentimos lo que pensamos? ¿Pensamos lo que sentimos? Es un tema complejo… como complejo es todo aquello que envuelve al que es, sin duda, uno de los órganos humanos más estudiados, cuya “magia”, funcionamiento y “buen hacer” han querido descifrar, analizar y desentrañar por generaciones y generaciones de tenaces científicos.
¿Qué hace tan especial al cerebro humano para que lo pensemos con un halo de misterio?… Mucho se ha hablado sobre este órgano, muchos ríos de tinta han corrido en su nombre… a veces, verdades como puños… pero otras muchas, puras falacias.
Una de las mayores mentiras a este respecto es la creencia generalizada de que el consumo de alcohol mata neuronas. Es completamente falso. Lo que sí es cierto es que beber de manera frecuente durante muchos años provoca la reducción del tamaño del cerebro. Es más, diversos estudios arrojan que el vino tinto, sin ir más lejos, contribuye a proteger el cerebro.
Otra de las mentiras, inmortalizada por el celuloide, sostiene que se puede curar la amnesia con un golpe fuerte. Es falso. Tampoco se logra la cura mediante hipnosis ni con la visión de un muy preciado objeto.
Falsa es también la aseveración que reza que el hemisferio izquierdo no es “racional”. Dicha mitad es la encargada del habla y de resolver problemas. La parte izquierda precisa lógica y orden hasta tal punto que, de toparse con otro sinsentido, puede llegar a inventar una explicación verosímil.
Otra creencia que carece de fundamento científico es que escuchar música durante el parto contribuye a hacer más inteligente al feto. Aprender a tocar un instrumento musical se asocia con un incremento de la capacidad para el razonamiento espacial.
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