Los bares con nombres divertidos
Veamos pues las modalidades:
EL MALENTENDIDO.
Si pretendes quedar con algún conocido en un establecimiento llamado Donde te dije o
-¿Dónde quedamos?
-Pues en mi pafeto favorito.
-Ya, ¿pero cuál es?
-Pues ése: Mi pafeto favorito. Juas, juas.
Y no sólo los abrevaderos para la juventud; también se han apuntado a la denominación hilarante negocios de nueva hornada, como ese espá recién abierto en Madrid que dice llamarse Spa Quedarse. Es pa’ mondarse, ¿no?
EL GUIÑO CÓMPLICE.
Si, como suele suceder, la aspiración del antro es agrupar a un determinado grupo generacional, nada como lanzar un señuelo a su memoria televisiva: ¡Vilma, abre la puerta! para los cuarentones, ¡Chanquete ha muerto!, para los treintañeros o Un poquito de por favor para los más chavales.
EN HONOR AL PROPIETARIO.
Si en el sector del bar diurno ganan por goleada los nombres de los dueños (y sus permutaciones), en los pafetos también son un clásico, sobre todo cuando la pareja vive su primer verano del amor. Así un pafeto que se llame Rick&Rita al año siguiente muy posiblemente se acabe llamando algo así como ¡Qué Rick´O!, debido a la espantá de la fémina harta de soportar borrachos.
LAS COSAS DEL PRIVAR.
Además de divertirse, a los bares va uno a beber, así que si tratamos de incrementar el consumo per cápita del respetable valga un sencillo y divertido apócope, como BB+ o PK2. Ahora bien, si lo que despachamos tras la barra es garrafón, nada mejor que Verás mañana.
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