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martes, 7 de junio de 2011

Pareja de asesinos




Raymond Fernández y Martha Beck - Pareja Asesina

Los estudios psicológicos realizados para comprender el pensamiento homicida de los asesinos en serie, han revelado que este comportamiento psicópata es más frecuente en personas solitarias, la soledad además les protege de que sus más cercanos descubran sus comportamientos anómalos y en su soledad pueden actuar sin levantar sospechas.
Sin embargo en algunos casos el psicópata encuentra una pareja con la misma predisposición. Este es el caso de Raymond Fernández y Martha Beck, una pareja de asesinos que en 1947 empezaron una ola de ataques a mujeres que buscaban pareja por medio de anuncios en el periódico.
Raymond Martínez Fernández nació el 17 de diciembre de 1914 en Hawaii, de padres españoles. Cuando Raymond tenía 3 años sus padres se mudaron a Connecticut, Estados Unidos. Entre 1932 y 1945 Fernández vivió en Orgiva, España, lugar donde contrajo matrimonio con Encarnación Robles y tuvo 4 hijos. Durante la Segunda Guerra Mundial Raymond se alistó en el ejército y trabajó en el Servicio de Inteligencia Británica, allí se destacó por su participación como espía. Según sus superiores, Raymond era fiel a la causa de los aliados y cumplía bien sus misiones.
Al terminar la guerra Raymond consiguió pasaje en un barco con destino a Curaçao, pero durante el viaje una escotilla de acero le cayó encima de la cabeza fracturando su cráneo y lastimando su lóbulo frontal. El barco se acopló en diciembre de 1945, Raymond de inmediato fue llevado al hospital, donde permaneció hasta marzo de 1946. El accidente afectó la personalidad de Raymond. Antes era una persona educada y sociable, pero cuando fue dado de alta del hospital se había convertido en un hombre distante y temperamental.
En poco tiempo Fernández compró un pasaje hacia Alabama y cuando el barco estaba en el puerto de Mobile, Raymond robó grandes cantidades de ropa y accesorios de la tienda del navío. Por este crimen fue arrestado y al ser interrogado, Fernández dijo que no sabía porque lo había hecho, su declaración no le sirvíó para librarse de un año de prisión en la penitenciaría de Tallahassee, Florida.
Raymond Fernandez recibió un fuerte golpe en la cabeza.
En la cárcel tuvo como compañero de celda un haitiano que lo introdujo en el mundo de los rituales de magia negra y vudú. Fernández comenzó a creer que tenía un poder que lo hacía irresistible a las mujeres.
Cuando fue liberado se mudó a la casa de su hermana en Brooklyn, Nueva York. Es en la gran manzana donde empezó su carrera criminal respondiendo avisos del periódico de mujeres solitarias que buscaban pareja.
Fernández salía y bebía con ellas, después de esto robaba su dinero y joyas. Por vergüenza la mayoría de víctimas no informaba a la policía. Raymond estafó a Jane Lucilla Thompson, una recién divorciada. Ella compró pasajes para los dos y viajaron en crucero a España, lugar donde Raymond le mostró paisajes y lugares turísticos, pero todo cambió cuando visitaron La Línea.
Encarnación Robles seguía siendo la esposa de Raymond y cuando él la visitó con otra mujer, se produjo una terrible disputa que continuó hasta el hotel. Esa noche vieron a Fernández salir corriendo del hotel sin decir nada y por la mañana se encontró el cuerpo sin vida de Jane, este fue enterrado sin autopsia, pronto las sospechas hicieron exhumar el cuerpo y fue descubierto que había muerto envenenada.
Mientras Raymond regresó a Nueva York con un testamento falso que lo convertía en el propietario del hogar de Jane. Lo sospechoso era que la madre de Jane aun vivía con ella en el apartamento del que Raymond, a pesar de todo, se apropió de la casa y expulsó a la madre de su difunta pareja. Durante dos años continúo seduciendo, estafando y robando a más mujeres por medio de los avisos en la sección de “Corazones Solitarios” de los periódicos.
Martha fue violada por su hermano cuando tenía 13 años.
Martha nació el 6 de mayo de 1920 en Milton, Florida. Debido a una problema glandular Martha sufría sobrepeso y llegó a la pubertad prematuramente. A los 13 años fue violada por su hermano mayor, y cuando le contó a su madre lo sucedido fue golpeada y la culpó de ello.
Después de este incidente la madre de Martha espantaba a cualquier pretendiente con insultos y amenazas. Martha desarrolló un perverso apetito sexual como consecuencia de las acciones de su madre y hermano. En el colegio se convirtió en el blanco de bromas crueles por su peso y tamaño, por lo que se alejó de sus compañeros recluyéndose en un mundo de romance y fantasía que alimentaba con novelas y películas del género.
En 1942 Martha se graduó en primer lugar de la escuela de enfermería en Pensacola, sin embargo, por su tosca apariencia, no consiguió trabajo como enfermera, aunque sí en una funeraria preparando los cadáveres femeninos para velorios. Así Martha aprendió a vivir con los muertos de su trabajo, quienes no la criticaban ni hacían bromas sobre su aspecto.
En California Martha consiguió un empleo como enfermera en el hospital del ejército. Por las noches frecuentaba bares y daba rienda suelta a su promiscuidad sexual teniendo relaciones con soldados. Así resultó embarazada. Cuando Martha informó sobre su embarazo al padre, éste intentó suicidarse lanzándose de un acantilado. Fue incapaz de convencer al padre de que debían casarse, ante las negativas de éste Martha regresó a Florida sola y triste.
Inventó una historia convincente para justificar su embarazo. Mostraba a todos su anillo de bodas y aseguraba haberse casado en California con un oficial de la marina que pronto regresaría del Pacífico. El “esposo” de Martha jamás regresó y ella se las ingenió para recibir un telegrama informándole sobre su muerte en alta mar.
Todo el pueblo la acompañó en su luto, y en la primavera de 1944 Martha dio a luz a una niña que llamó Willa Dean. Meses después Martha se involucró románticamente con Alfred Beck, un chofer de bus con el que se casó después de resultar embarazada nuevamente.
Tiempo después tuvo un hijo al que llamo Anthony, pero en los primeros meses de 1945 se divorciaron. Martha adoptó el apellido de su ex esposo para no sentirse sola, pero al tener dos hijos, sin esposo, ni ingresos, se sumergió en su mundo imaginario de romance.
Sorprendentemente esto la ayudo a sobreponer su soledad y dedicar su energía a su trabajo. Rápidamente consiguió un buen empleo en un hospital para niños de Pensacola, cumplía sus tareas con excelentes resultados, esto le valió una promoción a superintendente de las enfermeras. Pero aun así Martha se sentía sola, hasta que un día uno de sus compañeros de trabajo le hizo una broma y le entregó un anuncio del club de los corazones solitarios.
Martha Beck llenó un formulario describiendo su apariencia, omitiendo el hecho de que tenía dos hijos y pesaba cerca de 115 kilos. Los meses siguientes Martha revisaba todos los días el buzón de correo, hasta que en el mes de diciembre de 1947 recibe una carta de un empresario español llamado Raymond Fernández.
En los días siguientes la pareja por correspondencia se escribía constantemente intercambiando información y fotos, Martha para no espantar a su posible novio, envió una foto de todo el personal de enfermería, imagen en el que ella salía parcialmente escondida. Raymond hizo su movimiento y le pidió a Martha un mechón de su cabello. Este inusual pedido capturó aún más el interés de la enfermera que con gusto se lo envió. Finalmente después de muchas preparaciones y rituales Raymond viajó en tren a Pensacola, Florida, el 28 de diciembre de 1947 para encontrarse con Martha en la estación.
Martha se hacía pasar por la hermana de Raymond frente a las víctimas.
Martha estaba sorprendida por su suerte al recibir un hombre tan guapo, después de la estación fueron a su casa. Para Raymond esto era un trabajo y no le importaba si su víctima era gorda, flaca, joven o vieja, el único requisito importante para él era que tuviera bienes o dinero que poder robar. La pareja tuvo relaciones por varios días, cuando Fernández se dio cuenta que Martha no tenía dinero se fue diciendo que debía atender negocios en Nueva York, pero que volvería o enviaría dinero para volver a juntarse.
Martha por su parte interpretó el mensaje como una propuesta de matrimonio y de inmediato comenzó a decirlo en el trabajo. Pero cuando recibió una carta de Raymond despidiéndose, ella fue despedida por mentirosa. Ante este escenario Martha cobró el dinero del despido, hizo sus maletas y junto con sus hijos abordó un autobús con destino a Nueva York.
El 18 de enero de 1948 Raymond abrió la puerta de su apartamento para encontrarse con Martha Beck y sus hijos. Lo que parecía un obstáculo para la carrera asesina de Fernández pronto se convirtió en un beneficio, debido a que Martha hacía cualquier cosa que él le pidiese. Sin embargo los hijos de ella debían irse y el 25 de enero de 1948, Martha dejó sus hijos en el “Salvation Army”.
Una vez que el apartamento era solamente de los dos, Raymond le mostró todas las cartas que había escrito a diferentes mujeres, contándole quien era de verdad y que hacía. Martha encontró su lugar y se dio cuenta que ella tenía que hacer lo que su “hombre” le pida. Así esta pareja de estafadores se dedicaron a ubicar nuevas víctimas para su macabro juego de amor.
El 28 de febrero de 1948, Raymond y Martha viajaron a Pennsylvania, lugar donde se encontraron con Esther Henne. Raymond y Esther se casaron en una pequeña ceremonia en Fairfax, Virginia. De acuerdo con las declaraciones de Esther, Raymond era un sujeto cortés, pero cuando ella no quiso firmar su póliza de seguros a su nombre, éste se molestó mucho.
Pronto Henne escuchó rumores sobre las otras mujeres de Fernández, cuando su coche desapareció, vendido por Raymond, Esther abandonó el apartamento, perdiendo cientos de dólares, pero posiblemente salvando la vida.
La pareja nuevamente comenzó a buscar una nueva víctima y pronto Myrtle Young de Greene, Arkansas ,se convirtió en su blanco. El 14 de agosto de 1948, Raymond y Myrtle contrajeron matrimonio en el condado Cook, Illinois.
Martha actuó como la hermana de Fernández e hizo todo lo posible para que la pareja no consumase su matrimonio, hasta el punto de dormir con ellos en la misma cama. Cuando Myrtle se quejó de esto, Raymond le dio una fuerte dosis de drogas que la indujeron a un profundo sueño. Fernández con la ayuda de Beck subieron a Myrtle a un autobús con destino a Arkansas, inconsciente fue bajada del bus por la policía. La mujer falleció al día siguiente por una sobredosis.
La enfermiza pareja siguió viajando al este, deteniéndose en pequeños pueblos donde Raymond había hecho contacto con otras mujeres. Tras robarlas su dinero y posesiones, el siniestro dúo continúo buscando victimas más opulentas. Pronto el dinero empezó a escasear y debido a que ninguno de los dos tenía trabajos reales, presionaron la búsqueda de nuevas presas.
Es así que se toparon con Janet Fey, una viuda de 66 años que vivía en Albany, Nueva York. Fernández bajo el pseudónimo de “Charles Martin” estableció una relación por correspondencia con la viuda y el 30 de diciembre de 1948 Martha y Raymond llegaron al centro de Albany, y se registraron en un hotel como el Señor y la Señora Fernández.
Al día siguiente, él apareció en la puerta de Janet con un racimo de flores, la viuda Fey era una mujer muy católica y tardó varios días en convencerla de que sus intenciones eran honorables. Cuando el "trabajo· estaba hecho, Fernández presentó a Martha como su hermana y después de pasear por la ciudad y almorzar Fernández le propuso matrimonio, Janet aceptó. Pronto hicieron planes para mudarse a Long Island y llegar a un departamento que Martha había alquilado. Durante la primera semana de enero de 1949, Janet visitó varios .
El 4 de enero de 1949, fue a varios bancos para limpiar sus cuentas, acumulando alrededor de $6,000 en cheques y efectivo.
Beck y Janet Fay condujeron hasta Long Island, después de cenar Raymond se fue a dormir dejando a las dos mujeres solas. No se sabe que sucedió entre ellas, pero así empezó el odio de Martha hacia su "suplente" en la cama. Esa misma noche Martha entró a la habitación y vio a ambos desnudos, entró en cólera por celos.
En ese momento Janet comenzó a insultar a Beck y pronto Fernández le dijo a Martha que calle a la mujer como pueda. Ante esta situación la pesada mujer dijo que todo se oscureció y cuando recobró la consciencia vio a Raymond sacudiéndola por los hombros. Le dijo que había usadoo un martillo para golpear a Janet en la cabeza. La pareja uso una bufanda para evitar que el suelo se manchara con sangre y limpiaron la habitación para eliminar pruebas. Al día siguiente compraron un baúl de madera, donde ocultaron el cadáver, Raymond lo llevó a la casa de su hermana y la convenció para que lo guarde en su sótano por unos días. Una semana después Fernández se llevó el baúl y lo enterró en el patio de una casa que había alquilado. Durante la semana siguiente Raymond y Martha cobraron los cheques de Janet y escribieron a su familia diciendo que todo estaba bien, y que pronto sería la señora “Martin”. En el apuro, la pareja cometió un grave error, Janet no sabía usar una maquina de escribir, mucho menos tenía una. Cuando la familia de Fey recibió la carta notificaron a la policía de inmediato, sin embargo la pareja ya había escapado.
En este tiempo la pareja viajó al oeste, a Grand Rapids, Michigan, el hogar de su siguiente víctima. Una joven viuda llamada Delphine Downing de 41 años de edad que tenía una hija de 2 años, Rainelle. Delphine también conocía a Raymond como “Charles Martin”. A finales de enero se conocieron en el Centro Byron, Delphine estaba sorprendida de conocer a Fernández y no le importó mucho que este trajera a su “hermana”. La viuda veía a Raymond como un buen pretendiente, debido a sus buenos modales y excelente trato con su hija. Antes de acabar el mes, estaban teniendo relaciones.
Pero la felicidad de Delphine no duró mucho, una mañana entró al baño y vio a Raymond sin su peluca y también la horrible cicatriz en su cabeza, pronto la mujer histérica lo acusó de fraude. Fernández trató de calmarla con su encanto, cuando eso no funcionó Martha le recomendó unas pastillas para dormir. Una vez que Delphine estaba dormida, Rainelle comenzó a llorar mucho, Beck desesperada agarró la niña por el cuello y la estranguló hasta que se desmayo.
Los moretones en el cuello de la niña molestaron a Raymond porque sabía que cuando Delphine la viera llamaría a la policía. Con pocas opciones, Fernández buscó la pistola del difunto esposo y tras enrollar con un trapo el cañón la disparó en la cabeza, matándola instantáneamente. Posteriormente Raymond y Beck envolvieron a Delphine en una sabana y la llevaron al sótano, Fernández cavó una profunda tumba y después de depositar el cuerpo la cubrió con cemento.
Ranielle no paraba de llorar y Fernández le dijo a Martha que hiciera algo. Entonces la mujer llenó la bañera de agua y la ahogó.
Al poco tiempo Raymond cavaba una tumba más pequeña a lado de Delphine. En los días siguientes la pareja cobró todos los cheques que encontraron de Delphine y saquearon la casa de todos los objetos de valor que encontraron. Finalmente con todo preparado para la huída la pareja optó por ir al cine. A la mañana siguiente cuando estaban a punto de salir, Raymond atendió la puerta y se encontró con dos serios policías. Gracias a vecinos preocupados el terrible dúo fue arrestado el 28 de febrero de 1949.
Una vez que la pareja estaba bajo custodia policial, fueron llevados al condado de Kent, donde se les interrogó. El dúo ya estaba resignado ante su inminente final y no solicitaron un abogado. Fernández admitió que no era un simple asesino, relató a la policía una historia de sexo y decepciones. El abogado de Distrito Roger O' McMahon les aseguró que si cooperaban no serían entregados a la policía de Nueva York. Esto fue un alivio para la pareja puesto que no había pena de muerte en Michigan. Al día siguiente el caso de los asesinos de corazones solitarios estaba en los diarios de toda la nación.
La presión de los tabloides neoyorquinos crecía rápidamente y muchas personas demandaban la muerte de la pareja por el asesinato de una niña. Mientras el Gobernador de Nueva York, Thomas Dewey hizo un trato con el estado de Michigan, que consistía en usar los cargos por el asesinato de los Downing en un juicio en Nueva York, para hacer justicia por la muerte de Janet Fay. Durante la ola de calor que azotó la nación ese verano el juicio de Martha Beck y Raymond Fernández se llevó a cabo el 28 de junio de 1949. La sangrienta pareja fue representada por un solo abogado, Herbert E. Rosenberg, aunque esto era una violación ética fue permitido dada las circunstancias del caso.
En el juicio se mostraron fuertes evidencias sobre los asesinatos, también asistieron amigos y familiares de las víctimas, en especial de parte de Janet Fay. Fernández, frente a la corte aceptó toda la culpa de sus crímenes a cambio del bienestar de Martha. El 22 de agosto de 1949, el juez Ferdinand Pecora sentenció a la pareja a morir en la silla eléctrica el 10 de octubre del mismo año.
Al cabo de una hora la pareja estaba en camino a la prisión de Sing Sing, cerca del río Hudson. En la cárcel Martha hizo una lista de visitantes permitidos, la que incluía a su ex esposo Alfred Beck, su hermano y 3 hermanas, también añadió a su hijo Anthony de 4 años y a Willa Dean de 5 años de edad. No los había visto desde que los abandonó en las oficinas del “Salvation Army”. Por su parte Fernández le escribió una carta a su esposa Encarnación Robles, quien le respondió deseándole lo mejor. Raymond y Martha se reconciliaron por medio de cartas en prisión.
Después de varias apelaciones la fecha de ejecución se prolongó hasta el 8 de marzo de 1951. Martha Beck se convirtió en la sexta mujer en ser ejecutada en el estado de Nueva York durante el siglo XX. La última comida de Martha consistió en pollo frito, sin alas, patatas a la francesa y una ensalada de lechuga y tomate. Fernández ordenó una tortilla con cebolla, patatas fritas, chocolate y un habano cubano. Finalmente Martha le envió a Raymond una carta profesándole su amor, ante esto él respondió que estaba listo para morir y que era la mejor carta que había recibido.
A las 11 de la noche, Raymond Martínez Fernández fue ejecutado en la silla eléctrica, sus últimas palabras fue un alarido que declaraba su amor por Martha. Cuando fue el turno de Beck, ella tuvo problemas para acomodarse en la silla, aunque no dijo sus últimas palabras, en silencio su boca dijo la frase “adiós”. A las 11:24 pm Martha Beck Seabrook falleció, terminando con aquella macabra historia de amor.

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