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Pieles NO

jueves, 30 de junio de 2011

Supersticiones: Cruzar los dedos


Si uno cruza los dedos al formular un deseo o aconseja a un amigo que mantenga los dedos bien cruzados, lo que hace es compartir una antiquísima costumbre que requería la participación de dos personas que enlazaban sus dedos índices.
Este gesto popular surgió de la creencia pagana que la cruz era un símbolo de perfecta unidad y que su punto de intersección marcaba el lugar habitado por espíritus benéficos.Se suponía que un deseo manifestado sobre una cruz quedaba sólidamente anclado en la intersección de los brazos de ésta, hasta que tal deseo se cumplía.Esta superstición fué popular entre muchas de las primeras culturas europeas.
Resulta interesante señalar que la noción de que una fantasía se convierta en realidad se encuentra en otra antigua superstición europea: La de atarse un cordel alrededor del dedo. Actualmente consideramos esta práctica como una ayuda para la memoria, un medio de "asociación psicológica" en la que el cordel sirve de mero recordatorio de alguna tarea que se ha de efectuar. En cambio, los celtas, los romanos y los anglosajones creían que el cordel impedía físicamente que la idea escapara del cuerpo.
Originariamente, al cruzar los dedos como petición de buena suerte, una persona amiga colocaba su índice sobre la persona que expresaba el deseo, y ambos dedos formaban una cruz. Mientras una formulaba el deseo, la otra ofrecia su ayuda mental para que tal deseo fuese cumplimentado. Con el paso del tiempo, esta maniobra se simplificó, de modo que una persona podía expresar su deseo sin la ayuda de un asociado. Bastaba, simplemente, con cruzar los dedos índice y medio para fromar una X, la cruz de San Andrés.
Costumbres en otro tiempo formales, religiosas y ritualistas , tienden a evolucionar con el tiempo, para convertirse en informales, seculares y comunes. Tal como la antigua costumbre de "tocar el roble" se generalizó hasta convertirse en "tocar madera" y llegar a la de hoy en día a la de "tocar lo que esté a mano"; también la de cruzar los dedos dos personas amigas degeneró en que el sujeto cruzaba simplemente sus propios dedos. Esto explica la actual expresión de "mantengo los dedos cruzados",o "cruzo los dedos" cosa que en la realidad el sujeto nunca hace, y por otra parte nadie espera vérselo hacer.
Por consiguiente, lo que antes era deliberado y simbólico se transforma en algo irreflexivo e insignificante, aunque no obsoleto. La actual costumbre callejera entre muchachos, consistente en engancharse los dedos índices -o los brazos-como signo de acuerdo en alguna cuestión, es similar, en forma y contenido, a la antigua y originaria costumbre de engancharse los dedos dos amigos.
Nihil novum sul sole, que diría Salomón.

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