Ahora sí que estamos bien,
tú preñada y yo en la cárcel:
tú no tienes quien te meta,
y yo no tengo quien me saque.
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Por el arroyo arriba, mamita,
iba un gargajo.
Se encontró con un moco, (bis)
se encontró con un moco, mamita,
qué escupitajo
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Contra las olas del mar
luchan los hombres viriles.
Contra los guardias civiles
no hay manera de luchar.
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Me casé con un enano
para hartarme de reír.
Le puse la cama en alto
y no podía subir.
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Tengo un hermano en el Tercio
y otro tengo en Regulares,
y el más pequeño de todos,
preso en Alcalá de henares.
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Como se puede ver por estas delicadas muestras populares del arte de trovar, se desprende que los españoles son un pueblo sensible y espìritual.
Ahí queda eso.
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