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Pieles NO

jueves, 29 de marzo de 2012

Cuando éramos comunistas


Cuando Dolores Ibarrruri -Pasionaria- murió, yo fuí a Madrid con otros tres camaradas a su entierro, y fué el día más emocionante de mi vida.
Nunca había visto una masa de gente tan enorme y tan bien organizada. Había miles de personas, pero ni un empujón, ni una mala expresión. Querías ir aun sitio y todo el mundo se apartaba para que pasaras. Estaban allí todos los históricos: Lister, Carrillo, López Raimundo, Simón Sánchez Montero... Primero fuimos a la Trini, que llamaban así al local del Comité Central del PCE, porque estaba en la Calle Santísima Trinidad esquina Espíritu Santo. (No es broma, no...). Allí estaban Enrique Líster y Marcelino Camacho, el líder de CCOO, que durante el franquismo se pasó tropecientos años en la cárcel. Luego fuimos abriéndonos camino hasta donde estaba el catafalco cubierto por una enorme bandera roja con la hoz y el martillo en dorado, donde reposaban los restos de Dolores. Yo estaba justo detrás, y tenía delante a Rafael Alberti, a familiares de Pasionaria y a la Brigada Thäellmann, que habían llegado de Bélgica. Cuando la guerra eran jóvenes, entonces ya eran hombres talluditos. Vinieron brigadistas de todo el mundo, de USA, de Francia, Inglaterra, de toda Europa... Allí estaban con sus viejas banderas y los estandartes, que habían llevado en la guerra y conservaban como un tesoro. Y cantaban sus canciones. Yo me pasé el tiempo con la piel de gallina. Luego Alberti soltó un discurso, todo el mundo cantaba, gritaba... Era maravilloso. Luego fuí, con los camaradas que habíamos ido desde Palma, al cementerio, y yo estaba al lado de la fosa donde metieron al ataúd y su enorme bandera, que cubrieron de claveles rojos. Hice fotos, porque en esto sí que he salido a mi padre, que se llevó la máquina a la trinchera, aunque él estaba en el otro lado. Las guerras civiles tienen ésto, que tu padre podía ser franquista y tú comunista y no pasaba nada. Por lo menos en mi caso. Pero a veces, cuando yo veía a los camaradas que tenían la misma edad de mi padre, no podía menos de correrme un escalofrío por el espinazo pensando que era posible que , estando en trincheras enfrentadas, hubieran podido matarse entre sí. Curiosamente, mi padre nunca me lo reprochó ni se enfadó conmigo por tener esas amistades. Lo único que me dijo una vez, cuando Simón Sánchez Montero vino a Palma y no tenía reserva de hotel y uno de nosotros tenía que llevárselo a dormir a su casa, entonces mi padre me dijo:
-"¡Ni se te ocurra traerme a uno de tus amigos aquí!"
Yo le contesté que ni me había pasado por las mientes, -cosa que era verdad- y se fué a casa de otro compañero.
¡Ay y qué bien me lo pasé aquellos años en que éramos comunistas! ¡Me resarcieron de mi triste infancia rodeada de la clericalla, de mi asqueroso colegio, de mis pacatas compañeras y de todas las novenas, rosarios y ejercicios espirituales que tuve que soportar!. Desde luego, yo debo ser muy fuerte, porque haber tenido que aguantar en un colegio como aquél y no salir majara perdida, y luego darme la vuelta como un guante, tiene su mérito, caray...
Cuando éramos comunistas y jóvenes, ibamos por las noches a pegar carteles, y a veces casi nos trincaba la Policía, y entonces había que pasar la noche en la Comisaría, pero ya no fusilaban a nadie por eso.Solo te fichaban.
Pero a mí mi militancia rojera, en el trabajo y siendo funcionaria, me causo muchos problemas, porque los jefes me putearon a más y mejor. Yo me apuntaba a todas las huelgas, y luego me amenazaban. Una vez hasta me amenazaron antes, en un huelga que ya no me acuerdo en que año fué, pero que apenas tuvo seguimiento. Yo llamé al Departamento de Personal, que entonces se llamaba así, no "Recursos Humanos", como ahora (que me parece una cursilería), porque cuando se quería hacer huelga, había que avisar. Yo llamo y digo:
(Me sale una funci superfacha, que se llamaba Pilar López, que no sé qué ha sido de ella, y si está viva o muerta)
-Oye,Pilar, que llamo porque quiero hacer la huelga.
-Bien, pero ya sabes lo que te va a pasar.
-¡¿Y qué mé va a pasar?!!...Lo único que me puede pasar es que me descontéis un día de haber...
-No, te van a pasar más cosas...
-¡¿Qué cosas?!
-Espera un momento...
La tía se va y oigo murmullos ininteligibles.
-Que me dicen que te van a pasar cosas desagradables...
Vaya, una amenaza en toda regla.
Resultado: No hice la huelga.Además, era la-el únic@ funcionari@ que había querido hacerla... Lo dejé correr.
Una vez, hablando con una chica que trabajaba conmigo, Juani, me dijo, cuando yo le afeé que ellas me dejaban sola a la hora de hacer huelga,va y me contesta, con todo el cinismo del mundo:
-¿Y para qué vamos las demás a secundaros en la huelga, si cuando conseguís unas mejoras son para todos igual, las que la habéis hecho y las que no?
Tenía razón la maldita, pero jode.

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