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Pieles NO

jueves, 22 de marzo de 2012

Historia del mal de ojo








Una "mala mirada", una "mirada asesina", "si las miradas matasen" y "mirar aviesamente", son tan solo unas de las pocas expresiones comunes drivadas de uno de lostemores más universales: El del mal de ojo.
Yo debo hacer constar que no creo nada en esto, ya te puede mirar el demonio de través que no pasa nada si tú no quieres y si confías en que Dios es mucho más poderoso y ampara a las almas buenas. Además, estoy convencida de que tenemos uno o más ángeles de la guardia muy eficientes. Pero el miedo sí que puede hacernos daño. Ha habido gente que cree a pies juntillas en estas cosas, y que se ha enterado que le han hecho algún "trabajito" de vudú o cosa parecida, que acaba suicidándose de terror. En estos casos sí que es efectivo, pero solo porque la "víctima" es tonta y crédula. Pero es interesante saber hasta qué punto esta creencia vive y perdura en todas partes y a través del tiempo.
Se encuentra esta superstición virtualmente en todas las culturas. En la antigua Roma, los hechiceros profesionales especializados en mal de ojo eran contratados para ejercer sus sortilegios contra los enemigos de una pèrsona. A todos los gitanes se les acusaba de tener ese poder siempre temible, que también estaba difundido a través de la India y el Oriente Próximo. En la Edad Media, los europeos temían tanto padecer sus efectos , que cualquier persona cuya mirada estuviera desviada o presentara cualquier anomalía podía ser candidata a morir en la hoguera. Un caso de cataratas podía significar la muerte del desgraciado que las sufría. En Cataluña , cuando a alguien le van mas las cosas, a veces le dicen: "Parece que te ha mirado un tuerto".
¿Cómo pudo originarse independientemente esta creencia entre tantos pueblos distintos?
Una de las teorías más aceptadas por los folkloristas se refiere al fenómeno del reflejo en la pupila. Y, de hecho, nuestra palabra "pupila", procede de la palabra "pupilla", que en latín quiere decir "muñequita".
Al hombre primitivo debía resultarle extraño y atemorizador el hecho de contemplar su propia imagen en miniatura en los ojos de otros de la tribu. Debía de creerse en peligro personal, al pensar que aquella reproducción de sí mismo pudiera alojarse permanentemente en una mirada maligna, y ser secuestrada por ella. Esta noción se ve reforzada por la creencia , entre las tribus primitivas africanas,y en Oriente Medio, hace menos de un siglo y aún ahora, de que ser fotografiado significaba perder para siempre el alma. Esto lo he podido comprobar personalmente en viajes al continente africano y Asia. La gente, cuando ve que va a salir en una foto, se vuelve y te da la espalda. Una vez, estando en Marruecos, se me ocurrió bajar del coche para retratar (soy una forofa de la fotografía) a un rebaño de camellos, que estaban bajo un palmeral y quedaban muy típicos. Pues menos mal que íbamos Paco y yo en el coche, pues me sale de detrás del rebaño un camellero furioso con una estaca, dispuesto a partirme la cabeza. Me subi rápidamente al coche y nos largamos zumbando, mientras el dueño de los camellos nos maldecía furioso agitando el puño. 'Madre mía!
Los egipcios tenían un curioso antídoto contra el mal de ojo: El kohl, el primer cosmético de la historia. Utilizado por hombres y mujeres , se aplicaba formando un círculo o en un óvalo alrededor de los ojos. La base química era el antimonio,un metal , y si bien los adivinos preparaban el compuesto que se aplicaban los hombres, las mujeres se fabricaban sus propias fórmulas a base de antimonio, a las que añadían sus ingredientes secretos predilectos.
¿Por qué esta máscara era un antídoto contra el mal de ojo?
Actualmente, nadie está seguro al respecto, pero unos círculos de pintura oscura alrededor de los ojos absorben la luz solar, y, por consiguiente, minimizan el reflejo en el ojo. Este fenómeno les es familiar a lgunos futbolistas y jugadores de béisbol, que se aplican una grasa negra debajo de cada ojo antes del partido. Los antiguos egipcios, que pasaban largo tiempo bajo la cruda luz del desierto, pudieron haber descubierto por su cuenta este secreto, e ideado esta máscara, no primordialmente con fines de embellecimiento, como suele creerse, sino para otras finalidades de tipo práctico y supersticioso.

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