El arzobispo Romero fué asesinado en 1980 mientras decía misa en San Salvador, capital de El Salvador, país sudamericano. Le mataron a tiros delante de sus feligreses por su compromiso con los pobres que disgustaba mucho a los dirigentes fascistas. Fué un mártir, pero el papa polaco jamás le beatificó, ni dijo ninguna palabra de alabanza sobre él.Supongo que lo consideraría un rojo peligroso. En cambio, se apresuró a hacer santo a Monseñor Escrivá de Balaguer, sujeto indeseable, mala persona, carente de caridad y clasista a más no poder.
Este papa nuevo, Francisco I, abandonó a su suerte a dos curas suyos, jesuítas como él, que durante la dictadura del General Videla en Argentina fueron secuestrados y torturados por hacer tareas sociales en barriadas de extrema pobreza. Les retiró la protección de su orden religiosa y los abandonó a su suerte. Tal vez tuviera miedo a terminar como Romero, pero pienso que un cura, y más de su categoría, tenía que dar la cara por sus ovejas aunque su vida peligrara. Pero para la clericalla siempre es más cómodo estar a bien con el poder establecido...
Asesinato del arzobispo Romero en su iglesia |
Arzobispo Romero, de El Salvador |
Papa nuevo |
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