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Pieles NO

lunes, 2 de enero de 2012

El esperanto


Ludwik Lejzer Zamenhof

En el año 1887 el doctor húngaro Ludwik Lejzer Zamenhof, luego de una década de estudios y pruebas, dio a conocer al mundo un nuevo idioma inventado por él mismo: el esperanto.

La idea nació en la cabeza del doctor probablemente influenciado por vivir una infancia en una ciudad donde confluían comunidades de rusos, alemanes, judíos, polacos y lituanos. Como si fuera una especie de comunidad post-babel, el futuro doctor veía como la diferencia de idiomas separaba a los hombres y se decidió en crear una lengua única y universal.

Fue así como el 26 de julio de ese 1897 publicó su “Unua Libro”, que fue el primer manual de esperanto del mundo. El mismo contenía 16 reglas del idioma, 900 raíces del vocabulario, además de ciertos pasajes de la Biblia, el Padre Nuestro, una carta y algunas poesías hechas en esperanto. Unos años después, en el 1905, Zamenhof volvía a publicar un libro con el Fundamento del Esperanto, que pasarían a ser las reglas intocables del idioma.

Estas publicaciones fueron firmadas por el doctor bajo el seudónimo Dr. Esperanto, que se podría traducir como doctor esperanzado, y que fue el nombre con el que pasaría a ser conocido el idioma.

El Esperanto está creado en base a una mezcla de varios idiomas, especialmente de lenguas romances como el italiano y el francés, y también tiene mucho de alemán e inglés. Aunque también posee palabras derivadas de otros idiomas no indoeuropeos como el japonés o el griego clásico.

Es en realidad un idioma simple y regular cuya gramática se basa en sólo 16 reglas sin excepciones. Es aglutinante, lo que significa que se pueden construir sustantivos, adjetivos y diversos tipos de palabras combinando raíces con sufijos y prefijos. Para contribuir a su simpleza, la fonética del esperanto hace corresponder a cada letra un solo sonido y viceversa, lo que evita confusiones a la hora de la dicción.

En sus inicios el esperanto tuvo un auge elevado, pero pronto se vio frenado por presiones políticas de diversos países que veían con malos ojos un idioma que aglutine a las personas, en un mundo donde sus líderes prefirieron –y prefieren- las divisiones entre los hombres. Adolf Hitler, por ejemplo, lo consideró una herramienta de dominación mundial usada por la comunidad judía internacional. Stalin, por su parte, creyó que el esperanto era utilizado por los espías que se infiltraban en la Unión Soviética y en la imaginación del dictador, por lo que muchos esperantistas fueron ejecutados.

Pero esta paranoia política no fue exclusiva de estos regímenes, el senador estadounidense Joseph McCarthy, fanático anticomunista, declaró al idioma demasiado parecido al comunismo.

Si bien ningún país ha adoptado al esperanto como idioma oficial, hoy esta lengua es hablada por dos millones de personas a lo largo y ancho del planeta. Todos los años se publican cientos de libros y revistas en esperanto. Además, existen programas de radio que se transmiten en este idioma e incluso se han filmado películas habladas en esta lengua.

El esperanto tiene su propia bandera que es utilizada por cientos de asociaciones en el mundo entero que se rigen y trabajan utilizando este idioma como lengua oficial. Para fines de 2003 la Universala Esperanto-Asocio tenía más de 16.000 miembros afiliados de 111 países distintos. Además, todos los años se realiza el Universala Kongreso, que reúne entre dos mil y cuatro mil personas cada vez.

El esperanto, como su nombre lo indica, es más una invención de esperanza. Su función principal es la de unión entre los hombres, por lo que es un regalo de paz para la humanidad.

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