pieles no

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Pieles NO

martes, 10 de enero de 2012

Visitantes de dormitorio




Lo que voy a escribir a continuación, absténganse de leerlo materialistas, ateos, escépticos y todos aquellos que creen que estoy pirada (que es la mayoría), pero puedo jurar por Dios y todos los ángeles del cielo que no me lo invento. Es la verdad. Es MI verdad.

Por las noches suele venir a dormir a mis pies una gata, generalmente la Chenta, pero también viene a veces la Loli. Ahora, que hace frío, no vienen tan a menudo, pues prefieren quedarse en la sala de estar, abrazadas y acurrucadas la una contra la otra encima de una manta que les pone Paco, que es el último en acostarse. Así duermen calentitas.

Pero hace ya unos meses, cuando no hacía aún tanto frío, que me empezó a pàsar una cosa curiosa. Al rato de apagar la luz y disponerme a dormir, yo notaba que un gato se subía a la cama, eso se nota, pues un gato pesa, y las mías cinco o seis kilos. Se subía y se hacía una rosca y se echaba a dormir. A mí esto siempre me ha gustado. Suelo entonces encender la lamparita de la mesilla para ver cuál es. Pero desde hace algún tiempo me pasa una cosa curiosa: Muchas veces noto un gato que sube, noto su peso sobre la cama, y que se hace una rosca y se duerme. Entonces, como acostumbro, enciendo la luz. Y allí no hay nada. La luz la enciendo rápido, no le da tiempo de marcharse. Además, ya se ha instalado.

Esto, pienso yo que tal vez sea algún (reírse, anda) gato fantasma, que antes habitó aquella casa, o uno de los míos, que tuve en etapas anteriores de mi vida y ya murieron.Se lo he contado a Paco y dice que sueño. Pero eso me pasa nada más meterme en la cama y apagar la luz, y no me da tiempo de dormirme, Yo suelo tardar una media hora en coger el sueño.Yo a este visitante inesperado le llamo Michi, que es nombre normal de gato, pues no sé qué gato es. Pero estoy encantada con sus visitas. La próxima vez que se suba un gato en mi cama no encenderé la luz, no fuera a espantarlo.Cuando me sucede esto, se suele presentar le Chenta, que es mi preferida, y se sube a mi lado mirándome a los ojos y ronroneando, talmente como si tuviera celos. Juro que no exagero.

A mí me han pasado muchas cosas de estas, ya conté lo del Sr. Sainz, aquel jefe que tuve con el que soñaba todas las semanas, y al que apreciaba mucho, pues fué como un padre para mí. Murió prematuramente de un infarto. Tenía el corazón mal. Pues yo soñaba (esto sí era un sueño) que hablaba con él, y él, que siempre había sido una persona muy alegre, estaba desconocido. Muy triste, me decía siempre la misma cantinela: Que le habían quedado muchas cosas pendientes aquí abajo, que no podía descansar, etc. Yo, en una conversación completamente coherente, no como en los sueños normales, que suelen ser absurdos, siempre le decía lo mismo, Que estaba muerto, que dejase de preocuparse de las cosas de aquí abajo (tenía hijos muy jóvenes) y siguiese su camino. Pero nada. El, erre que erre. Hasta que me harté, e hice una cosa irracional. Me fuí a la sacristía de una iglesia, y encargué una misa por su alma, para que descansara en paz. La cosa surtió efecto. Nunca más volví a hablar con él en sueños.

Cuando estuve en el Perú, hablé con unos chamanes y me dijeron , al contarles yo experiencias de estas, que he tenido bastantes, que yo tenía un don, una especie de hilo directo con el más allá. Ya sé que sueña muy presuntuoso, y que pensaréis que me lo invento para burlarme, pero es la pura vedad. Me dijeron que si me dedicara, podría ser una buena chamana. Pero no estoy por la labor; prefiero no meterme con las cosas del más allá, que me han causado más de un disgusto en otras épocas en las que hacía yo sola escritura automática y me salían cosas que no eran agradables. Los muertos en paz.Pero la visita de los gatos fantasmitas me encanta, y ojalá siga mucho tiempo.


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