En 1557 España tenía muchas tropas en Flandes, de entre ellas algunos soldados de los Tercios. Felipe II reinaba España y ante la noticia de que Enrique II había invadido el Reino de Nápoles bajo el mando del Duque de Guisa, ordenó invadir Francia, aunque las primeras batallas se libraran en territorio español en Italia, donde tenía muchas pertenencias, las cuales querían ser capturadas por los franceses desde Francisco I.
Tras varias batallas en Italia y Francia y con el ejército español de lleno en el país, el condestable Montmorency intentó entrar en la ciudad de Saint-Quentin, sitiada por los españoles. Su objetivo era ayudar lo antes posible a los sitiados, enviando parte de sus tropas en barca atravesando el río Somne, mientras dejaba el grueso de su ejército en el bosque de Montescourt.
Al darse cuenta Montmorency de que su rival era Manuel Filiberto, al cual subestimaba, decidió dejar de esconderse en el bosque e ir directo a por los españoles por el río, así dejando vía libre a los arcabuceros españoles para disparar a placer desde el puente Rouvroy. La masacre fue dantesca. El único grupo que logró atravesar el río fue el comandado por el General Andelot, que sin suerte topó también con los españoles en la orilla izquierda.
Tras esto la ofensiva española liderada por Alonso de Cáceres y el Tercio de Navarrete fue implacable, causando más de 12.000 bajas a los franceses (la mitad prisioneros), toda su artillería y más de 50 banderas. El mismo Montmorency, asediado por la artillería española, decidió luchar honorablemente cuerpo a cuerpo, siendo capturado por el soldado español llamado Sedano, que recibió como recompensa 10.000 ducados, los cuales repartió con su jefe, el capitán Venezuela.
Lo que empezó en un intento honorífico de ayudar a una ciudad sitiada, acabó siendo una matanza terrible que no ayudó a nadie, más que a aumentar las cifras de muertes del bando francés. ¿Y todo esto por qué? Por las viejas intenciones francesas de hacerse con el control de las posesiones españolas en Italia, desde comienzos del Imperio.
Tras varias batallas en Italia y Francia y con el ejército español de lleno en el país, el condestable Montmorency intentó entrar en la ciudad de Saint-Quentin, sitiada por los españoles. Su objetivo era ayudar lo antes posible a los sitiados, enviando parte de sus tropas en barca atravesando el río Somne, mientras dejaba el grueso de su ejército en el bosque de Montescourt.
Al darse cuenta Montmorency de que su rival era Manuel Filiberto, al cual subestimaba, decidió dejar de esconderse en el bosque e ir directo a por los españoles por el río, así dejando vía libre a los arcabuceros españoles para disparar a placer desde el puente Rouvroy. La masacre fue dantesca. El único grupo que logró atravesar el río fue el comandado por el General Andelot, que sin suerte topó también con los españoles en la orilla izquierda.
Tras esto la ofensiva española liderada por Alonso de Cáceres y el Tercio de Navarrete fue implacable, causando más de 12.000 bajas a los franceses (la mitad prisioneros), toda su artillería y más de 50 banderas. El mismo Montmorency, asediado por la artillería española, decidió luchar honorablemente cuerpo a cuerpo, siendo capturado por el soldado español llamado Sedano, que recibió como recompensa 10.000 ducados, los cuales repartió con su jefe, el capitán Venezuela.
Lo que empezó en un intento honorífico de ayudar a una ciudad sitiada, acabó siendo una matanza terrible que no ayudó a nadie, más que a aumentar las cifras de muertes del bando francés. ¿Y todo esto por qué? Por las viejas intenciones francesas de hacerse con el control de las posesiones españolas en Italia, desde comienzos del Imperio.
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