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Pieles NO

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Curiosidades sobre las batallas medievales




A través de los años el cine nos ha deleitado con un sinfín de películas de genero épico en donde podemos apreciar a los guerreros o caballeros en interminables y sangrientas batallas. En estas batallas dichos guerreros eran capaces de acabar con sus enemigos con solo un golpe de sus espadas con tal de salvar su reino. Lamentablemente, la historia ha sido en muchos casos distorsionada y esta clase de producciones cinematográficas poco se asemejan a la realidad que los libros nos detallan.
Uno de los mitos que debemos derribar primeramente es el de las “espadas indestructibles”, el cual nos lleva a creer que estas armas no se rompen o ni siquiera se mellan al golpear con ellas barras de metal, verjas, piedras, troncos, columnas de hormigón armado, etc.
Las hojas de las espadas se crearon siempre con el objetivo de poder cortar un cuerpo humano, y como mucho poder penetrar en determinados tipos de armadura. Algunas espadas son capaces de cortar a través de una armadura de cuero; otras, con puntas reforzadas y muy agudas, eran capaces de perforar una cota de mallas; pero desde luego ninguna podía cortar una coraza de acero templado.
También solemos observar que los caballeros más expertos cortan miembros humanos de una sola vez, lo cual es totalmente falso. Una espada puede llegar a amputar miembros, pero para ello se requiere una gran fuerza y una técnica depurada.
Por otro lado, los “combates interminables” entre dos oponentes también han sido erróneamente adaptados. En las películas los protagonistas libran combates a espada que consisten en una larga serie de golpes, paradas y contragolpes que se resuelven, después de un tiempo determinado, cuando el contrincante lanza un ataque clarísimo y muy lento que podría haber hecho a los cinco segundos de empezar la pelea.
En el caso de las batallas, los combates duran lo que se tarda en lanzar un ataque. Si en este lance no se ha alcanzado al enemigo es que se ha sido alcanzado por él. En los duelos, la cosa se alargaba bastante más, porque los contrincantes se pasaban varios minutos observándose, y probando cambios de guardia o tocando hierro para ver las posibles reacciones del oponente, pero jamás cruzaban palabra alguna como las películas suele pasar.
En fin, debemos considerar al cine como simplemente un medio de entretenimiento en donde se rienda a la imaginación y no, en la gran mayoría de los casos, como una fuente de referencia histórica exacta.

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