pieles no

pieles no
Pieles NO

jueves, 23 de diciembre de 2010

¿Suicidio u homicidio?




Una tarde de marzo de 1994, un médico forense luego de examinar el cuerpo de Miguel Heredia, determinó que el sujeto había fallecido a causa de un disparo en la cabeza producido por un revólver de pequeño calibre. La investigación del caso hasta ese momento revelaba que Miguel había saltado desde la terraza de un edificio de 10 pisos con la intención de suicidarse (dejó una nota indicando su sufrimiento). En su camino hacia el pavimento, su vida se vió interrumpida a la altura del noveno piso, cuando una bala de revólver atravezó los cristales de una ventana... matándolo instantáneamente. Ni el presunto asesino ni el suicida tuvieron en cuenta la red de seguridad que se encontraba a la altura del octavo piso para proteger a los limpia-ventanas, por lo tanto Miguel no pudo alcanzar el piso, quedando su intento de suicidio sin posibilidad de llevarse a cabo.
Es decir, una persona con ganas de quitarse la vida puso en marcha su plan suicida con todas las intenciones de morir y... lo logró. Que haya recibido un disparo nueve pisos antes de una muerte segura, probablemente no cambiaría la carátula del caso de suicidio a homicidio. Pero el suicidio no tenía probabilidades de consumarse, debido a que el cuerpo quedó en la red del octavo piso, por lo tanto esto hizo que el forense determinara que se trataba de un homicidio.
Más tarde la policía descubrió que el departamento del noveno piso, de donde salió el disparo, era ocupado por un hombre mayor y su mujer. El la estaba amenazando con un revólver, después de una intensa discución, enfureciendose tanto que no pudo contener el arma de su mano derecha. Al apretar el gatillo, la bala falló por completo su objetivo (la mujer) saliendo por la ventana y terminando en la cabeza de Miguel Heredia.
Si uno intenta matar a el sujeto A, pero en el intento termina matando al sujeto B, entonces uno es culpable del asesinato del sujeto B. Por lo tanto el hombre fue arrestado inmediatamente, pero tanto él como su mujer decían no saber que el arma se encontraba cargada. Era un viejo hábito del hombre, el amenazar a su mujer con un arma descargada. El no tenía intensiones de matarla; por lo tanto la muerte de Miguel parecía ser un accidente, debido a que el arma había sido cargada accidentalmente.
Las investigaciones continuaron, hasta que apareció un testigo que afirmaba haber visto al hijo del matrimonio cargando el arma unas seis semanas antes del fatal incidente. La investigación del caso mostró que la madre había decidido suprimir el apoyo ecónomico a su hijo, el cuál, conociendo perfectamente la costumbre que tenía su padre de amenzarla, cargó el arma esperando que su padre la matara. En este punto el caso volvió a caratularse como homicido, acusandose al hijo como culpable de la muerte de Miguel Heredia.
Investigaciones posteriores revelaron que el hijo se había arrepentido no sólo por lo que había hecho, sino también por haber considerado asesinar a su propia madre. Esto lo hundió en una profunda amargura y lo condujo a que un triste día de marzo decidiese arrojarse desde la terraza del edificio donde vivía, para terminar perdiendo la vida por un disparo directo a su cabeza.
El caso se cerró como suicidio...

No hay comentarios: