pieles no
lunes, 7 de mayo de 2012
La libertad
Navegando por Internet he encontrado el blog de una chica argentina. Acaba de cumplir 20 años, y dice: "¡Ya soy vieja!". Me ha hecho gracia. Yo a su edad no pensaba así. Mi madre me decía: "-Dichosa tú, que tienes toda una vida por delante...". A mí esto no me gustaba. Sabía que la vida era muy dura -no tuve una niñez ni una adolescencia fácil-, y las cosas no me salían como yo quería, porque tenía demasiadas cadenas interiores. Esto es fatal, pero es que yo me crié en un clima opresivo de posguerra.No sabía lo que era la libertad, porque siempre me habían dicho lo que debía hacer y pensar. Y pasaba por la vida llena de prejuicios que me habían imbuído. Para ser libre tuve que casarme. ¡Qué ironía!. Pero fué cuando empecé a sentirme yo misma. Lejos de mi familia, a la que, sin embargo, quería. Cuando me fuí de casa solo lo sentí por no vivir bajo el mismo techo que mi padre, al que adoraba, y que el perro. Pero fué como si me quitaran una losa de encima.
Ahora que tengo la vida por detrás soy mucho más feliz. Ayer salí a la terraza, llena de plantas y flores, porque es primavera. Me lo paso muy bien haciendo de jardinera, y las plantas me lo agradecen. Miré al cielo, cruzado por rápidos vencejos, y me sentí feliz. Sentí que ya tenía los deberes hechos. Que ya no tenía responsabilidades. Ni jefes por encima que aguantar ni subordinados por debajo que eran enchufados malcriados. Era libre.Ya no tengo que madrugar por las mañanas, cosa que siempre odié. Soy dueña de mi tiempo. Si me apetece me acuesto, y si no, no. Vivo con un hombre que me quiere y me hace feliz.
Ya no me hace sufrir el amor.
Mi vida ha sido entretenida. Me ha pasado casi de todo. Pero estoy contenta que ya haya pasado. He viajado mucho, me he metido en líos politico-sociales, he cambiado de religión. He conocido a gente diferente.He estado muy enferma. Pero ahora solo debo ocuparme de mi casa y de los que viven en ella. Mi compañero, mis tres gatas a las que adoro y una pareja de canarios que se llaman Currito y Currita.
Cuando estaba mal deseaba la muerte. Ahora deseo vivir, si es posible sin dolores ni preocupaciones. Tengo tantos libros pendientes, que no me va a dar tiempo a leerlos todos. He escrito tanto, que todos mis rollos apenas caben en una maleta grande. Novelas, poemas, memorias.
Ya tengo los deberes hechos, y sé lo que es la libertad.
Como decía Antonio Machado, cuando llegue la hora de mi muerte me iré ligera de equipaje, casi desnuda, como los hijos de la mar.
Que me entierren en el cementerio musulmán, para sevir de abono a los árboles. Y volveré a la tierra de la que salí.
Amén, amín.
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