pieles no
sábado, 9 de junio de 2012
El cura que no quiso ser franquista, y que además los tenía bien puestos
Como el caso de este cura es inusual, y además fuera de Mallorca me parece que su historia no la conoce casi nadie, la escribo aquí porque me parece interesante.
Jeroni Alomar Poquet era vicario vitalicio de su pueblo natal, Llubí, un pueblecito situado en el centro de la isla. Era hijo de una familia acomodada, y su vida transcurría plácidamente.
Cuando Franco se alzó en armas contra el Gobierno legalmente establecido de la República, Mallorca se convirtió en una ratonera.Los fascistas se hicieron con el control de la isla e iniciaron una matanza sistemática de "rojos" e izquierdistas de todo tipo. En otros sitios de España la gente podía huir a otras zonas gobernadas por republicanos, pero en Mallorca era muy difícil. Los que podían huían en barco, pero por lo general eran apresados y fusilados enseguida.
Jeroni Alomar no reaccionó como casi todos los religiosos de la isla, que se pusieron, por convicción o por miedo, al lado de la "Cruzada" del General Franco. Él, en cambio, se dedicó a ayudar a los republicanos que querían huir por mar a la vecina isla de Menorca, que siempre ha sido más de izquierdas que la derechista Mallorca. No hizo caso de sus colegas sacerdotes, ni del obispo, quienes le decían que dejase estas actividades, pues eran muy peligrosas. Ninguno de ellos le animó en su evangélico trabajo, y salvó muchas vidas.
Pero una vez conoció a un cabo de infantería llamado Joan Baldú, que tenía intención de desertar. En el Portitxol, pequeño puerto de pescadores que hay en la ciudad de Palma, ahora centro turístico, debían tomar una embarcación para huir de la isla, acompañados por otro soldado que tampoco quería servir en el ejército fascista, llamado Martí Ros. Pero los pillaron, y eso les costó la vida.
Esta semana se cumplen los 75 años del aniversario del fusilamiento de tan valiente cura, en la madrugada del día 7 de junio de 1937.
Le juzgaron en una sala de la Escuela de Artes y Oficios de Palma, juntamente con otras siete personas acusadas de "delito consumado de rebelión al Glorioso Movimiento Nacional Salvador de España". El fiscal solicitó para Jeroni la pena de muerte por un delito de tración, y 24 años de reclusión mayor por encubrimiento de delitos de deserción. La defensa no le defendió mucho -debería estar cagadita- porque admitió que había cometido el delito de auxilio a la rebelión y el de traición, "con el atenuante de sentimentalismo". Como si fuera idiota.
Antes del intento de fuga con el cabo y el soldado, había presentado una denuncia contra la detención de su hermano Francesc, miembro del Comité Local de Esquerra Republicana Balear, a raíz del desembarco de las tropas republicanas en Manacor. Esto le valió una bronca del obispo Miralles, quien le amenazó con castigarle severamente...(sin comentarios)
Cuando fué condenado a muerte, este mismo obispo pidió su indulto, pero estaba furioso porque pensaba que les había puesto en peligro, a él y a todos los otros curas cobardes y lameculos.
Pero su petición no sirvió de nada. El 7 de junio, a las cinco de la madrugada, el cura Alomar fué fusilado. Se quitó la sotana y murió al grito de "¡Viva Cristo Rey!"
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Mi suegra me contaba cosas de la represión franquista en Mallorca. Ella era del pueblo de Calvià, y me decía que los curas eran todos aliados de los fascistas, en toda la isla. Y como en los pueblos todo el mundo se conoce, los falangistas hicieron una escabechina de socialistas y comunistas. Hasta el punto de que, los curas de los pueblos, al confesar a los niños, les sonsacaban lo que se decía en su casa de política. Las pobres criaturas, inocentes, decían la verdad, y luego iban los de Falange a la casa del padre para "llevarle a dar un paseo", frase que significaba que le iban a fusilar delante de la tapia del cementerio.
Yo recuerdo que cuando era pequeña, los mallorquines no querian hablar de política, y si hablaban era para elogiar a Franco, pues les habían metido el miedo en el cuerpo de qué manera, y estaban aterrorizados. Yo ya conté en otra ocasión que en mi casa escuchábamos la Pirenaica, emisora que emitía desde el Pirineo francés, y me tenían dicho que lo lo dijera a nadie, que podía ser peligroso. Pero -decían mis padres- era la unica manera de enterarse de algo. Sobre todo, de los constantes fusilamientos por parte de Franco de gente contraria a sus ideas.
Una vez , cuando yo era muy pequeña, estuve en Barcelona en casa de mi padrino, el hermano menor de mi abuela, que era un abogado famoso y de mucha pasta y que tenía una torre (chalet) en San Gervasio.No dormí en toda la noche, oyendo a las sirenas de la Policia que recorrían la ciudad para detener gente.
-¡Madre mía!- pensaba yo, desde mi cama calentita...
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