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domingo, 17 de junio de 2012

El Romanticismo












El Romanticismo fué un amplio movimiento artístico e intelectual que floreció en Europa y USA durante la primera mitad del s. XIX. Surgió como reacción al racionalismo, la exactitud y la moderación que habién predominado en el panorama intelectual occidental en el s. XVIII con la Ilustración. Nada más nacer echó raíces en múltiples campos, como la literatura, la pintura, el arte y la música, entre otros.
Los pensadores ilustrados valoraban el pensamiento empírico y nacional , mientras que los románticos sostenían que los verdaderos referentes a tener en cuenta debían ser los sentimientos y la pasión, en lugar de la razón o el intelecto. La literatura romántica loa la creatividad, la imaginación, los sentidos y el rechazo de las convenciones en favor de la visión particular de cada individuo, un enfoque que el poeta romántico inglés William Blake resumió en su famosa declaración: "Debo crear un sistema o seré esclavo del de otro hombre". Como es lógico, muchas obras de la literatura romántica muestran una fascinación por los personajes anómalos o incomprendidos, como los genios o los locos. Estos caracteres suelen ser grotescos, como el monstruo de Frankenstein (1818), de Mary Shelley, o simplemente están marginados de la sociedad, como Edmond Dantès, que es hecho prisionero injustamente en "El Conde de Montecristo" (1844-1845), de Alejandro Dumas.
El origen del romanticismo literario suele fecharse en 1798, cuando los poetas ingleses William Wordsworth y Samuel Taylor Coleridge publicaron una colección conjunta de poemas titulada "Baladas Líricas". En el año 1800, Wordsworth añadió un prólogo enormemente influyente a la colección, en el que definía a la poesía como un "desbordamiento espontáneo de sentimientos intensos". Este flagrante rechazo de la razón se convirtió en el grito de guerra del movimiento romántico.
Los primeros representantes de la literatura romántica fueron los poetas ingleses Blake, Wordsworth y Coleridge, junto con John Keats, Percy Bysshe Shelley y Lord Byron. Poco después, el Romanticismo ya había calado en la prosa y se había extendido a otras partes de Europa, donde dejó ver su influencia en novelas de la talla de "El jorobado de Nôtre-Dame"(1831),de Víctor Hugo.
A continuación cruzó el Atlántico ; los escritores trascendentalistas estadounidenses adoptaron la exaltación de los romanticos por la Naturaleza. De hecho, la mayoría de los representantes de la literatura estadounidense de mediados del s. XIX -Edgar allan Poe, Nathaniel Hawthorne y Herman Melville, entre otros- se sumergieron sin tapujos en la tradición romántica.
A finales del s. XIX, el Romanticismio dejó paso al Realismo, que se filtró a través de obras como "Madame Bovary" (1857), de Gustave Flaubert. Sin embargo, siguió ejerciendo una influencia significativa en las obras más famosas del panorama occidental.
El Romanticismo también caló en la música del s. XIX, como en las apasionadas y emotivas piezas de Ludwig Van Beethoven. Entre los compositores románticos más destacados se encuentras Frederic Chopin, Richard Wagner y Piotr Ilich Tchaikovsi.
También la pintura se hizo eco de este movimiento, como Delacroix y otros, con marcada tendencia a la mitología y el orientalismo.
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Yo siempre he sido una fan de Alejandro Dumas padre, y me he leído casi todas sus obras. En España siempre se ha considerado un escritor de folletines, y por lo tanto malo, pero no es cierto y los franceses lo tienen como un clásico, a la altura de Víctor Hugo (que también me chifla) y otros. A todos estos he tenido la suerte de poderlos leer en francés, pues traducidos pierden.
Pero de Poe leí, siendo una niña, un cuento que me puso los pelos de punta y estuve una temporada atravesando el pasillo oscuro corriendo, de miedo que me dió. se llama "El Corazón Delator", y lo transcribo aquí en mi blog. Ahora ya no me importaría nada, pero entonces me marcó. Desde luego, no es lo más adecuado para que lo lea una niña, pero en mi casa, que eran tan estrictos en otras cosas, en las lecturas nada, y podía leer lo que me daba la gana. Fué una suerte, aunque el dichoso corazón palpitante me amargó con pesadillas algunas de mis noches.

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