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Pieles NO

miércoles, 3 de abril de 2013

El invento del velcro

Fué en 1948, en Suiza.
Durante varias décadas, pareció que ningún invento podría amenazar la segura posición conquistada por la cremallera en la industria de la confección. Pero un día apareció el velcro, resultado del intento de un hombre de crear "erizos" sintéticos , semejantes a las pequeñas bolas adhesivas producidas por las matas de cardenchas.
Durante una excursión alpina en 1948, el montañero suizo George de Mestral se sintió molesto a causa de las cardenchas que se adherían constantemente a sus pantalones y calcetines, pero al arrancarlas comprendió que tal vez fuera posible producir un dispositivo de cierre basado en aquellas bolas erizadas de púas para competir con la cremallera, y acaso superarla en muchos aspectos.
Actualmente, un elemento de sujeción Velcro consiste en dos tiras de nailon, una de ellas con millares de diminutos ganchitos, y la otra con pequeñísimos "ojos". La presión de una tira contra la otra engancha los primeros en los segundos. Sin embargo, el perfeccionamiento de esta idea exigió diez años de trabajo.
Planta de cardencha

Los expertos de la industria textil a los que Mestral consultó fruncieron las cejas ante la idea de unos "erizos" sintéticos, y solo uno, un tejedor en una fábrica de Lyon, creyó factible la propuesta. Trabajando a mano con un telar especial de pequeño formato, consiguió producir dos tiras de tela de algodón, una con ganchitos diminutos y la otra con unos ojales todavía más pequeños. Al apretarse entre sí, las tiras se adherían sólidamente y permanecían unidas hasta que se tiraba de ellas para separarlas.
Crear el equipo necesario para reproducir la delicada labor manual del tejedor exigió avances tecnológicos. El algodón fue reemplazado por el nailon, más duradero, ya que al abrir y cerrar repetidamente las tiras desgastaba los blandos ganchitos y ojales. Se consiguió un progreso importante cuando Mestral descubrió que el hilo de nailon, tejido bajo la luz infrarroja, se endurecía y formaba unos ganchos y ojetes casi indestructibles. A mediados de la década de 1950 ya era realidad la primera cinta adhesiva de nailon, y como nombre registrado Mestral eligió "vel", de velours, terciopelo, simplemente porque le gustaba el sonido es esta palabra, y "cro", de crochet, ganchillo. Ambas palabras francesas.

George de Mestral

A fines de los 50, los telares fabricaban ya 60 millones de metros de Velcro al año, y aunque este no llegó a sustituir a la cremallera, como esperaba Mestral,encontró diversas aplicaciones similares, como cerrar cámaras de corazones artificiales, asegurar piezas de equipo en zonas de espacio exentas de gravedad , y desde luego, cierres para vestidos, bañadores y pañales. La lista es interminable, aunque no tanto como en su día previó George de Mestral.


Zapatilla cerrada con velcro

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