Y las de aquí, Palma, son bastante feas. Pero, feas o bonitas, da grima el ver, como sale hoy en la Prensa, la bajada del Cristo de la Sangre. De gran devoción aquí , porque es una estatua muy milagrosa.Ésa, y no otra. Si esto no es idolatría pura y dura, que baje Dios y lo vea. Y se ve la foto de unos maduros caballeros bajando la estatua a hombros, mientras piadosas señoras maduras y entradas en carnes, intentan tocar con la puntita de los dedos a la imagen, no se sabe bien para qué. ¡Y que caras ponen, madre mía!. Una mezcla de dolor y éxtasis, impagable.
En esto pienso que la juventud es más sana y realista, y pasa de estas mascaradas.
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