pieles no
lunes, 18 de abril de 2011
Madre no hay más que una (gracias a Dios)
Hay madres para todos los gustos,pero a la mía había que echarle de comer aparte. Ya sé que lo que diga muchos pensarán que es mentira o exageración, pero no. Como dice mi perfil, puedo ser rencorosa y vengativa, pero mentirosa no.
Mi madre hubiera sido una perfecta abadesa,porque le iba mucho el rollo clerical y era muy autoritaria. Pero nunca debó meterse a madre. Claro que yo nací en un época, la posguerra, donde no había preservativos, ni se abortaba en condiciones, y una chica cuando se casaba lo normal es que a los pocos meses quedase embarazada. Y es lo que hizo mi madre.
Yo naci en Zaragoza, y estuve allí hasta los tres años, en que a mi padre, por entonces capitán, le destinaron a Mallorca. Yo en mi tierra natal era una niña sana y alegre. Pero llegar a Mallorca y empezar a tener un montón de enfermedades fué todo uno. Yo siempre he pensado que a los niños, como a las plantas jóvenes, no hay que trasplantarlas, y hay dejar que se hagan adultos en el lugar de su nacimiento. No hay cosa peor para una planta joven que pasarla a otra maceta. Siempre será raquítica y nunca se desarrollará bien.
Mi madre nunca tuvo el menor instinto maternal. Yo tampoco, pero estoy segura de que si hubiera tenido un hijo, me hubiera rehuído,-mamá por favor, no seas pesada-, de lo besucona y pegajosa que me hubiese puesto.Y es lo que hago con mis gatas y los animales que he tenido a lo largo de mi vida. Los achucho, los beso y los quiero una barbaridad.Porque ellos siempre me han dado amor.
Mi madre me quería, pero segun mi médico, a su manera. Yo le decía que a la manera de una boa constrictor, que se abraza a su presa y la aprieta tanto que la ahoga y le rompe los huesos antes de tragársela. Mi madre quería poseerme en cuerpo y alma, y a la vez sentía por mí algo de repulsión. Nunca hubo entre nosotras ni besos ni abrazos. En mi familia nuclear no nos besábamos ni nos tocábamos nunca, estaba mal visto. Por eso quería tanto a mis gatos, pues a ellos sí los podía achuchar y acariciar, y me devolvían ese amor.
Mi mamá, cuando estaba embarazada de mí, se avergonzaba de salir a la calle, y los últimos tiempos del embarazo se los pasó sin salir de casa. Luego se negó a darme el pecho, por considerarlo humillante,-yo no soy una vaca-, y me crié con Pelargón y jamón serrano picado.
Mi madre nunca me abrazaba ni besaba, y si yo lo intentaba, me frenaba por pegajosa. Cuando estuve enferma, muy enferma, quien pasaba las malas noches, me velaba y consolaba era mi abuela. Mi madre decía que, como a ella los niños no le gustaban, me había regalado a mi abuela.Pero yo la quería a ella, quería que fuese ella la que me cuidase, y eso no lo logré jamás. Yo quería mucho a mi abuela, y estoy contenta de haberle dicho, antes de morir, que le agradecía todos los desvelos y malas noches que había pasado cuando yo estaba enferma. Me contestó que lo había hecho por amor.
A mi madre no se la podía contradecir. Se ponía tan furiosa que me daba miedo. Yo siempre le tuve pánico. Además, cuando se enfadaba conmigo, empleaba unas tácticas de tortura psicológica que me desesperaban.Y sabía decir aquellas palabras que más daño hacían. Y callaba, no me dirigia la palabra durante varios días. Y yo no podía dormir ni hacer nada. Estaba tan nerviosa y triste que acababa haciendo lo que ella quería, es decir, pidiéndole perdón. Yo tenía que pedirle perdón encima de que había sido ella la que me había dicho cosas horribles.Entonces yo la odiaba. Y ella lo notaba, y no le gustaba. ¡Encima!
Muchas veces me decía que ella tendría que haberse quedado soltera, como algunas de sus amigas de Gerona, y así hubiera sido más feliz, pues yo le había amargado su juventud con mis enfermedades. Yo le decía a todo que sí, pero es duro tener que oír eso de tu madre.
Pero lo terrible sucedió cuando me casé. No se lo esperaba. Quería que me quedase con ella siempre, haciéndole de señorita de compañía, viajando juntas y yo callada, mientras ella brillaba. Y es que era simpática,e iba de progre por la vida,(era facha y clasista a más no poder,y habia sido de Sección Femenina, aunque se avergonzaba de ello. Antes de morir quemó todas las fotos de esa época) y otras chicas con madres normales me decían que qué suerte, tener una madre así.Yo pensaba, si supierais...
Pero yo no estaba dispuesta a achantarme y sacrificarme por ella, y cuando encontré a un hombre que fué de mi agrado me casé.
Mi noviazgo fué bastante desagradable, pues a Paco le cogió enseguida manía y no podía soportar que yo me fuera de su férula. Ella tenía una verborrea fantástica, y cuando conoció a Paco, que es hombre de pocas palabras, le aplastó con aquel tremendo chorreo oral que no le dejó meter una palabra ni de canto. Después me dijo que tenía un novio idiota.
El día de mi boda (del que ya he hablado aquí antes, que fué uno de los más tristes de mi vida),me lo amargó ella. A las diez de la mañana me desperó a gritos, con una mala uva tremenda. Ella quería retrasarla, pero le dije que nanay, y fué la primera vez que me rebelé. Luego pagué muy caro esta sublevación, pero valió la pena. Me casé el 20 de febrero de 1975, a los 28 años, que ya está bien. Y sin haberme comido una rosca...Mi madre decía que las mujeres no necesitaban el sexo, que era cosa de los hombres, todos unos guarros.Yo, claro, nunca la creí.Pero pensaba que era tonta.
Los primeros tiempos de casada podían haber sido maravillosos (y lo fueron)pero ella, cuando ibamos a ver a mis padres,me cogía aparte, me encerraba con ella en el cuarto de baño, corría el pestillo ,para que todo lo que allí se dijese no lo oyese nadie más que yo, y empezaba con una lengua viperina a decirme cosas horribles. Que si yo no valía nada, que qué me habría creído que era yo, una desgraciada... y lo peor que se le podía ocurrir.
Yo sufría mucho con esto, y si me quejaba a mi padre y mi abuela, ella negaba todo y decía que yo mentía.
Vivíamos en un piso céntrico, donde ahora se levanta el Corte Inglés, y ella quiso mudarse debajo de nosotros para tenerme más controlada. Había sobornado al cartero para que todas las cartas nuestras las pusiese en su buzón, y así saber todo lo que recibíamos. Notó que Paco recibía cartas de dos bancos, y como tenía una imaginación calenturienta, dedujo que el hombre era un peligroso usurero.
La cosa venía de que una vez fué por los pisos un señor preguntando a todos los vecinos que si sabían si vivía en esa finca un prestamista, y le dijeron que lo ignoraban. Tambien fueron a casa de mis padres. Y mi madre dedujo sin asomo de duda, que el personaje no podía ser otro que Paco. Entnces empezó a contar eso a todo el mundo, consiguiendo que los vecinos nos negasen el saludo. También decía que yo estaba liada con mi médico, y la gente me miraba con odio. Yo no entendía lo que pasaba. En la oficina tenía dos compañeros, enchufados del PP,chico y chica (que había militado en el PCE, pero luego se había cambiado de chaqueta y se avergonzaba de su pasado)y a ésos mi madre también les dijo de mi supuesto ligue con el médico. Entonces ellos, celosos guardianes de la moral, se dedicaron a hacerme lo que ahora se llama "mobbing", y entonces, sencillamente, joder al prójimo. Y lo hicieron tan bien, que volví a tener grandes depresiones y ataques de pánico. Mi madre no quería que me diese de baja, por "qué dirá la gente", pues ella no soportaba que dijeran que tenía una hija "loca", y yo tuve que aguantar esta tortura a diario. Fué muy largo, duró varios años. Adelgacé muchos kilos, estaba ojerosa y con aspecto de enferma. Pero eso a mi madre no parecía importarle. Era curioso, le importaba mucho que pudieran pensar que tenía una hija loca, pero que fuese puta le daba lo mismo. Ella era la que me daba la fama.
Yo estuve muchos años enferma, y ahora tengo que tomar, gracias a ella que me destrozó el sistema nervioso, hasta que me muera cada día antidepresivos, tranquilizantes y somníferos. A veces me despierto gritando y Paco me tiene que sacudir para que se me pase el ataque de panico.
Mi madre, cuando terminé el Bachiller Superior en Las Teresianas, me habló claro. Me dijo:
-No se te ocurra traer a esta casa un novio "trabajador". (Era así como llamaba ella a los obreros, a los que despreciaba profundamente) .-No lo admitiré.
Yo le dije, claro, que sí, que sí. Luego me ennovié con Paco, que tenía una carrera y era el Jefe del Dept. de Proceso de Datos de la Mutua Balear, pero nunca le perdonó que su madre fuera la hija del panadero de Calvià.
Solo se me parte el corazón cuando pienso en una vez que mi padre, para el Dia de la Madre,me propuso que le comprásemos una de esas medallitas tan cursis de"más que ayer, y menos que mañana". ¡Le gustó tanto que hasta se emocionó!
O el día que ellos se habían marchado a comer fuera con unos amigos y me dejaron al cuidado del Bito, su perro. Yo me metí en su cama a hacer la siesta, y cuando mi madre entró en el dormitorio y me vió durmiendo en su sitio y con la cabeza en su almohada,también me sonrió con cariño. Nunca olvidaré aquella mirada. O cuando se moría, que yo le cogí la mano y murió mirándome otra vez con esa mirada, que tan poco prodigó.
Dios la haya perdonado, y me perdone a mí también.
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