Aquí se pueden ver cuatro especialidades mallorquinas de Semana Santa y Pascua. En primer lugar los crespells, que son unas pastas dulces,hechas con manteca y con formas de flores o estrellas de David, de origen judío.Luego están las empanadas, que son saladas, de pasta dulce o lisa (pasta normal con sal), y pueden ser de cordero, pollo o cerdo. También las hay de carne y guisantes y de pescado.Llevan trozos de sobrasada y manteca de cerdo dentro. Están muy buenas y llenan una barbaridad. Luego, en forma de media luna, los cocarrois, que son de pasta salada y dentro tienen espinacas o acelgas con pasas y piñones. Y por fin los famosos confites de Semana Santa, que a mí me chiflan. Son muy grandes y hay que comerlos con precauciones, pues se corre el riesgo de romperse un diente. Yo los suelo partir con un martillo. Pero los encuentro muy buenos. Son simplemente de azúcar, bastos, y con una almendra dentro. Se daban antiguamente a los niños para que no llorasen al ver a los nazarenos, que les daban mucho miedo.
Y no solo a los niños, sino que aquí en Palma aún se recuerda que en los principios del turismo en la isla, vinieron unos norteamericanos, que al ver a los nazarenos huyeron despavoridos, creyendo que eran del Klu-klux-klan. Y es que son igualitos, y es que con los cirios encendidos dan un miedito...
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