pieles no

pieles no
Pieles NO

jueves, 19 de mayo de 2011

La maldición de los templarios










Cuando Saladino echó a todos los Cruzados de Tierra Santa, la mayoría de los Templarios se volvieron a Francia. Algunos no, como los que se que se quedaron en Sicilia haciendo barbaridades (ver más abajo).Pero la mayoría volvió a su Casa Madre, por llamarla de alguna manera, en París. El Gran Maestre era Jacques de Molay, que no tenía un carácter dulce precisamente, y el rey de Francia entonces era Philippe le Bel.,que en francés quiere decir Felipe el Hermoso. Yo me resisto a llamarle así, porque aquí nosotros ya tuvimos el nuestro, que no tenia tan mala uva como el francés, y que se sepa nunca mandó a la hoguera a nadie. Unicamente hizo enloquecer de celos a su mujer, pues era un juerguista y un mujeriego. Pero el rey de Francia Philippe le Bel, era todo un personaje. Le llamaban así porque medía casi dos metros, era como un armario, tenía los ojos muy grandes y azules y el pelo rubio. Además, daba un poco de miedo.Tenía un intendente de las Finanzas que se llamaba Enguerrand de Marigny, y un caballero que era su brazo derecho, Guillaume de Nogaret, que era su correveidile entre la Corona de Francia y el Papado.Corrían muchos rumores sobre los templarios, que nunca se han llegado a dilucidar, pero se decía de ellos que eran poseedores de una inmensa fortuna en oro, mucho mayor que la del propio rey, y que además en Oriente habían aprendido artes mágicas, esoterismo y otras cosas que entonces estaban muy mal vistas, pues se relacionaban con el Diablo.Se decía que practicaban la sodomia, que hacían ceremonias satánicas y que adoraban a un extraño ídolo llamado el Baphomet, que nadie sabía a ciencia cierta qué diantres era, pero que tenía que ser de carácter diabólico. Al rey de Francia le importaba una higa que los Templarios tuviesen de su parte a Satanás en persona, lo que quería era echar mano de su fabuloso tesoro. Y para eso hizo que Guillaume de Nogaret incoase un proceso contra la Orden y concretamente contra Jacques de Molay, el Gran Maestre, acusándolos de todas esas atrocidades que se decía que practicaban .El papa Clemente V, de Avignon, dio su placet,.. Así , fueron apresados y condenados a morir vivos en la hoguera, en París, en la Isla de los Judíos, no lejos de Nôtre Dame. ,La noche en que iban a ser quemados había una gran muchedumbre que no quería perderse el espectáculo, pues hasta entrado el siglo XX las ejecuciones en muchos países solían ser públicas, porque se pensaba que así servían de ejemplo,, y la gente se lo pasaba pipa viendo como descuartizaban, quemaban y otras atrocidades..Estaban en tres piras diferentes Jacques de Molay, y los dos principales jefes del Temple. Las piras de estos últimos empezaron enseguida a arder, y ante el regocijo de la muchedumbre, aullaron cuando les alcanzaron las llamas y quedaron achicharrados en un espantoso espectáculo. Pero parecía que las llamas no llegaban a alcanzar la pira del Gran Maestre, y la gente, supersticiosa, creyó ver en aquello un signo.Pero los verdugos atizaron el fuego y empezó también a achicharrarse. Cuando ya las llamas lamían su cuerpo, se alzó, por encima del ruido de las hogueras, la voz estentórea de Jacques de Molay, acostumbrado a que se le oyese en el fragor de las batallas:
-¡Papa Clemente!¡Guillaume de Nogaret!¡Rey Philippe!¡Malditos!-¡Yo os emplazo a los tres a que antes de un año comparezcáis ante el Tribunal de Dios por asesinos!¡Malditos seáis!.Y ardió como los otros dos. La multitud esetaba asustada. Una maldición era entonces una cosa muy grave, y más viniendo de quien venía. El rey, en su estrado, estaba rodeado de los cortesanos, de sus hijos, que estaban medio mareados, y de Enguerrand de Marigny, que era el Intendente de las Finanzas reales. Philippe le Bel solo dijo:-"He cometido un error. Tenía que haberles hecho arrancar la lengua antes".
Pues vaya si se cumplió la maldición, Antes de un año, habian pasado a mejor (?) vida el rey, Nogaret, el Papa y hasta Enguerrand de Marigny, al que el rey hizo ahorcar el el patíbulo de Montfaucon, a las afueras de París, donde se ponían entonces los patibulos para que la gente que entrase en las ciudades se diese cuenta de que allí no se andaban con bromas. A los nobles se les ejecutaba cortándoles la cabeza, pero Marigny tuvo que siportar el martirio de los plebeyos, el que la gente se riera viéndole bailar al extremo de una soga (Qué bruta es la Humanidad, Dios).El rey se quedó con el tesoro codiciado y los templarios, muchos se vinieron a España donde se reconvirtieron en la Orden de Montesa, con una cruz igual a la de Calatrava pero en verde. Construyeron hermosos castillos y no fueron molestados. Aquí solo quemábamos judíos.

No hay comentarios: