pieles no

pieles no
Pieles NO

domingo, 1 de mayo de 2011

Muchamierda



Existe un sinfín de frases y dichos populares que se repiten una y otra vez pero que, casi con seguridad, uno no sabe bien de donde surgieron. Lo mismo sucede con ciertas costumbres y otra serie de “se debe” y “no se debe” hacer tal o cual cosa, o “se debe” y “no se debe” actuar de tal modo. El mundo teatral, no es la excepción a esta regla.
Y qué ambiente más rico para la proliferación de estas costumbres, dichos, jergas. Un teatro es más que un espejo: es varios pequeños mundos nuevos representados. Un teatro es un universo que se transforma cada nueva función, su esencia misma es el cambio –como la vida misma ¿tal vez?-.
Dejando de lado mi amor por el teatro y volviendo a los dichos propios de este universo mágico, hay uno, muy utilizado en España y otros países de habla hispana –como es el caso de Argentina- que la primera vez que lo escuché, a decir verdad, no lo comprendí y no tenía ni idea que ésa era una expresión de buenos deseos.
Hay quiénes dicen que es grosero, que es muy vulgar, y hay quiénes, al contrario, les parece gracioso o hasta cariñoso.
Me refiero a la conocida frase de “mucha mierda”, la cual no significa más que un deseo de suerte en el ámbito teatral. Al parecer, desear y pronunciar literalmente “buena suerte” (será cuestión de creencias, obvio, o de supersticiones) en el mundo teatral sería más bien todo lo contrario: un augurio nefasto y para nada fausto.
Existen dos versiones principales sobre el origen de esta frase, o mejor dicho, sobre la costumbre de enunciarla como sinónimo de buenos deseos o de deseos de éxito: la primera sostiene que allá por finales del siglo XVI, sólo las personas de las clases altas podían concurrir al Teatro o al Corral de Comedias, y como ejemplares del estrato social al cual pertenecían lo hacían en sus carros tirados por caballos. Ahora bien, imaginemos por un momento qué sucede si en un lugar a cielo descubierto (¡menos mal!) juntamos una gran cantidad de caballos a la entrada: se acumularía también una gran cantidad de las heces de estos animales.
Es decir que cuánto más “merde” hubiese en el lugar, más gente y, por ende, un mayor éxito para la obra allí representada.
Hay otra segunda versión que también proviene de la época pero que alude a la calidad de nómades que tenían aquellas compañías populares de teatro: se movilizaban en sus carromatos y hacían escala en distintos pueblos, si al llegar a la entrada de uno de ellos en particular veían una gran cantidad de estiércol, esto significaba que allí había una gran feria, mercado o similar dónde poder hacer su espectáculo y luego irse en busca de otro nuevo pueblo en el cual presentarse.
También puede haber otra explicación más sencilla y de orden lingüístico: probablemente, sólo provenga de la costumbre francesa de decir “merde” como expresión de éxitos.
En lo personal, me parece muy probable que esta costumbre haya quedado como una herencia de los corralones de comedias del siglo de oro Español como también puede provenir de la costumbre francesa de pronunciar merde, o, a lo mejor, sea una conjunción de ambas.

No hay comentarios: