Cuando estuve en la preciosa ciudad del Cusco, en el Perú, nada más entrar me llamó la atención el ver la bandera gay en un edificio que parecia público. Lo primero que pensé era que los homos tenían un estupendo centro cultural, y que qué tolerantes eran los de allí.Pero cuando empecé a ver dos, tres, cuatro banderas iguales en otros edificios pensé que algo raro estaba pasando. Le pregunté al guía y me dijo, con un suspiro: "-¡Ay, sí!.-Tendremos que cambiarla, y eso que la nuestra es mucho más antigua..."
Luego me enteré que habían conservado sus bonitos colores, pero poniendo encima un sol de oro. Les ha quedado preciosa. Enhorabuena.
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