Arístipo era un filósofo griego que no era precisamente un tipo aburrido.Un día se prosternó a los pies del tirano Dionisio para obtener de él un favor,lo que fué criticado por algunos,pero Arístipo, para disculparse, dijo:
-¿Qué culpa tengo yo si Dionisio tiene las orejas en los pies?
Queriendo indicar con ello que los poderosos solo escuchan a los que les hacen la pelota y les rinden pleitesía.
Arístipo no sentía en absoluto el amor a la patria; como nacionalista era un desastre. Solía decir que se sentía extranjero en cualquier lugar, al revés que Serrat.
Era amante de Lais, que le era infiel, y cuando alguien se lo advertía, decía:
-No me importa, yo la pago para poder gozar de ella, no para que no pueda gozarla otro.
También decía:
-Yo la poseo sin que ella me posea a mí.
Y cuando alguien le decía que Lais no le amaba, respondía:
-¿Qué tiene esto de extraño?. No creo que los pescados me amen, pero ello no significa que los encuentre muy ricos.
Y cuando le reprochaban que viviese con una mujer que había sido de otros, respondía:
-¿Y por qué no me reprochas que viva en una casa que también ha sido habitada por otros?
Alguien le pidió consejo sobre la mujer que debía escoger como esposa.
-Hermosa te traicionará, fea no te gustará, pobre te arruinará, rica te dominará.
Hélas, hélas, hélas...
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