pieles no
viernes, 25 de junio de 2010
El mal aliento, o halitosis, un problema médico y social
El otro día estaba yo en un acto político y se sentó a mi lado una amiga de toda la vida. Se puso a hablarme y enseguida noté que tenía un mal aliento tremendo. Era su halitosis tan desagradable que no era aguantable. Daba asco. Y es una mujer muy limpia. Pero algo debe haber cambiado en su alimentación o en su salud para que tenga un aliento fétido.Antes no le pasaba esto. Después de charlar unos minutos tuve que poner una excusa e irme a sentar en otra parte. Ya sé que parece exagerado y poco amable, pero aquella pestilencia era tan aguda que me ví incapaz de soportarla todo el tiempo que durase el acto. Luego pensé que debía habérselo advertido, pues la gente que sufre de halitosis no se suele dar cuenta, pero la verdad es que me dió corte decírselo.
No basta con lavarse los dientes. Hay también que lavarse la lengua. Porque la saliva, -que juega un papel de "limpiadora", regulando el PH de la boca y evitando los ataques ácidos de la alimentación hacia nuestroa dientes y la proliferación de bacterias- es menos abundate por la noche o en caso de sequedad bucal.Y entonces aparece sobre la lengua una capa formada por compuestos volátiles fétidos. Por la mañana y por la noche, cuando se lava uno la boca, hay que pasarse también el cepillo con pasta por la lengua. Y es bueno beber dos vasos de agua antes de acostarse.
Si se tiene una buena higiene dental, dientes y encías sanas, pero a pesar de todo el mal aliento persiste, la causa puede estar en otro lado. Infecciones bucales, rinitis, trastornos digestivos, pero también stress, diabetes, o insuficiencia renal. Hay que consultar a un médico si la halitosis persiste.
También el mal aliento puede ser causado por los medicamentos que se toman habitualmente. Más de 400 de entre ellos tienen efecto directo sobre la halitosis porque resecan la boca, modificando el flujo salivar y actuando sobre la flora bucal. Las principales víctimas son las personas que siguen largos tratamientos, los asmáticos y alérgicos, los que tienen que tomar habitualmente tranquilizantes, somníferos y neurolépticos, antidepresivos o los tratados por hipertensión. La halitosis desaparece cuando se deja el tratamiento, pero si esto no es posible se pueden tomar medidas alimenticias: Menos carne y lácteos, y evitar el pescado, los huevos y la casqueria. Beber al menos un litro y medio de agua al día y hacerse vigilar la boca por un dentista. Y contar con un familiar o un buen amigo que avise del problema, porque, repito, el que lo padece no suele enterarse de ello y la gente huye de él, como yo salí por piernas cuando aquella pobre amiga, que habla por los codos, se puso a contarme cosas. Cuando la vuelva a ver se lo diré.
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