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Pieles NO

domingo, 13 de junio de 2010

Luis XIV de Francia






El rey Luis XIV heredó la corona en 1643, cuando tan solo tenía cuatro años, y dirigió Francia durante nada más ni nada menos que 72 años. Durante su largo reinado, el monarca, apodado El Rey Sol, expandio el poder de Francia por Europa y consolidó el suyo propio de puertas para adentro. Desde su fastuoso palacio de Versalles dirigió el país, creando una monarquía centralizada y absoluta en torno a la que se ejerció un poder sin parangón en la historia del país.
Durante su reinado, Luis XIV fué construyendo palacios por toda Francia y amplió Versalles hasta convertirlo en el más opulento y copiado de toda Europa. Tanto el arte como las ciencias florecieron bajo su mandato,y las fronteras francesas se ampliaron.
Se cuenta que llegó a decir: "L' étât, c'est moi" (el Estado soy yo).Los contrapoderes tradicionales de la realeza francesa, el clero y la nobleza, cedieron una parte importante de su autoridad en beneficio del ambicioso monarca. Acabó con el poder de los levantiscos nobles franceses invitándoles a Versalles: Allí estaban tan ocupados por las intrigas de la Corte y la política que no tuvieron tiempo de provocar ningún problema. Obligó además al Papa a que le diera un mayor control sobre la iglesia católica francesa. Ordenó la persecución de los protestantes y los judíos para reforzar la unidad religiosa del país.
Durante el s. XVII, otros países europeos, en particular Suecia, siguieron el ejemplo de Francia creando monarquías absolutas. Esta forma de gobierno acabó con muchos de los últimos vestigios del feudalismo,pero también desembocó en un poder tiránico, provocando la llegada de la Revolución Francesa.
El estado norteamericano de Louisiana, una antigua posesión francesa, debe su nombre a Luis XIV.
El monarca asociaba su figura con la de Apolo, el dios griego del sol. Sui estancia en el Palacio de Versalles se llamaba "El Salón de Apolo".
Tuvo innumerables amantes, y estaba muy endiosado. Es el autor de aquella frase inefable : "J'ai failli attendre!". (¡He estado a punto de tener que esperar!) una vez que llegó alguien justito a reunirse con él.
Cuando era viejo tenía la dentadura hecha un asco, y de las operaciones tan desasatrosas que le habían hecho le habían estropeado parte del paladar, y cuando comía se le iba saliendo la comida por las narices. Un asquito, vaya.
Y es que no somos nadie, aunque se sea El Rey Sol.

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