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Pieles NO

miércoles, 31 de octubre de 2012

Los parias de la tierra

Los pobres y los marginados son los que siempre reciben. Les dan siempre en el mismo carrillo. Si hay un terremoto, inundación, epidemia...son los que pierden su casa o se mueren sin remedio.  En todos los órdenes de la vida ocurre lo mismo. Asistencia sanitaria, social...Estas cosas son obvias,. Ser pobre es una desgracia mayúscula, y nadie quiere serlo ni les envidia. Solo Isa ben Mariam (JC) pensaba que eran unos bienaventurados, pero todos sabemos el poco éxito y la menor puesta en práctica de sus peregrinas teorías. Y así le lució el pelo, por enfrentarse al poder establecido, cosa peligrosísima. Para vivir bien hay al menos que pactar con éste o hacerle la pelota, pero hay ilusos que no lo saben hacer o no se han enterado y acaban en el paredón o crucificados por meterse a redentores.




La verdad es que no es cosa fácil amar al prójimo, y menos aún si éste es pobre. Los ricos suelen ser guapos, se cuidan, tienen cuerpos danone y huelen bien. Los pobres no. Suelen tener la dentadura hecha una lástima, pues los dentistas son carísimos y laSeguridad Social cubre poca cosa. Son más bien feos (y si son guapos acaban de putas o chaperos , lo que tampoco es vida), la mayoría están muy mal educados y algunos hasta huelen mal,. Por eso amarles cuesta mucho , y hay poca gente dispuesta a esforzarse tanto. Algunas damas caritativas y aburridas a veces les hacen caso, y se retratan con ellos con cara de pena o sonrisa heroica, como diciendo:"-Ved, tengo dinero, pero también corazón y conciencia social". Luego un día se cansan y si te he visto no me acuerdo, pues los pobres, además de ser pesadísimos, están siempre pidiendo (cuando no les da por ponerse aún más bordes y volverse reivindicativos). Y, sobre todo, no son agradecidos. La gente bien cree que los pobres tienen que ser agradecidos  con sus benefactores, y, como esto no suele ocurrir, se quedan asombrados y decepcionados (los benefactores), y no entienden nada. Tendrían que darse cuenta de que los pobres no tienen ninguna obligación de estar agradecidos a quienes les dan de lo que les sobra, sea tiempo, dinero, ropa vieja o las cosas que están de oferta en los supermercados.
Pero estas cosas siempre han ocurrido y siempre ocurrirán. Unos por un lado, y los otros por otro. Son dos mundos que no se conocen entre sí y que no se comprenden.
Lo que sí está claro es que unos disfrutan de la vida y otros la padecen. El por qué están así las cosas y no tienen aspecto de cambiar, eso, las reclamaciones. al maestro armero.





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