pieles no
viernes, 2 de enero de 2009
Frase lapidaria difícil
Pancho Villa tenía metida en la cabeza que, al morir, tenía que soltar una frase lapidaria para la inmortalidad.Así como César, a su hijo adoptivo Bruto, cuando cayo apuñalado en las escaleras del Senado, le dijo, mirándole a los ojos."¿tú también Bruto, hijo mío"?, o algo así pero diferente, claro.
Cuando llegó el momento de espicharla, dijo: "¡No se me ocurre nada, maldición!", y la cascó. Sin proponérselo, la soltó, y considero que no le salió nada mal.Yo a veces pienso en que cuando me vea en mi último trance, me gustaría decir:¡¡¡"Viva la República, abajo el fascismo!!!. Pero a lo peor no me acuerdo, o me sale un balbuceante:¡Viva la Repupu...!, y los que estén a mi alrededor dirán (en el caso de que haya alguien):"¡Pobre mujer!.Ha perdido la chaveta." Yo conozco a la familia de un señor que al morir dijo, con voz audible y clara: ¡Me cago en Beethoven!. Se quedó tan ancho y se murió.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario