La ambrosía era el manjar que se servía en la mesa de los dioses y el néctar la bebida. Siempre he pensado que qué poca variedad, y ya que eran dioses, deberían variar un poco, porque acabarían de néctar y ambrosía hasta el moño. Júpiter, a quien lo mismo le daba un barrido que un fregado, se lo hacía servir por el joven Ganímedes, muchachuelo buenísimo (en ambos sentidos), al que se beneficiaba. Ganímedes es el patrón pagano de los gays, y San Sebas el cristiano. Que tiene aún más morbo, con sus flechitas clavadas en su atlético torso. Así también servía para los sadomasocas. Que no se me enfaden mis amigos gays, porfa, que ya saben que no tengo remedio. Amén.
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