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Pieles NO

domingo, 4 de julio de 2010

Una vida entretenida



No me puedo quejar de mi vida, pues me ha pasado de todo. No me he aburrido ni cinco minutos, desde que empezó mi agitada existencia. Hay gente que pàsa por la vida como lechugas, y otros, como yo, parecen que van a saltos y carreras. De pequeña estuve enferma, a punto de morir dos veces. Luego fuí a un colegio en que me dieron, junto con mi familia, tan de derechas, una educación fascista. Cuando salí del colegio de las Teresianas marranas (así nos llamaban las Agustinas, a las que llamabamos cochinas)yo tenía 15 años, hice el Bachillerato entero a toda velocidad para irme de allí cuanto antes. Entonces me hice un autoexamen, de mí, de mi manera de ser y de pensar, y lo que ví no me gusto nada. Decidí que con el tiempo, esfuerzo y una caña, tenía que darme la vuelta como un calcetín. Y vive Dios que lo conseguí. Mis compañeras de clase siguieron siendo aquello para lo que habían sido educadas y se convirtieron en perfectas amas de casa de derechas. Yo no. Cuando pude me afilié al Partido Comunista, a pesar de que yo adoraba mi padre, pero había hecho la guerra con las tropas del rebelde Franco. Yo a los franquistas, curas y gentuza de derechas los odiaba, pues me hizo mucho daño la religión católica y sus fanatismos y manías. En cuando pude me hice musulmana, y mandé al carallo toda mi educación judeo-cristiana. Mi madre me dominaba y me daba mucho miedo, pero cuando llegó la hora de casarme, como me negaba a ser una virgen con el coño lleno de telarañas, que eran eso las que nos quedábamos solteras en los tiempos de la dictadura, yo me casé contra viento y marea, es decir, contra la voluntad de mi madre. Esto me costó unas depresiones tremendas pero las he ido superando. Ahora hago balance de mi vida y estoy contenta, porque mi vida ha sido estupenda, apasionada, tremenda, dolorosa y maravillosa.
Cuando era pequeña y la gente me preguntaba qué quería ser de mayor, yo decía que farera, pues eso de estar en un faro me parecía el trabajo más maravilloso del mundo. Como era vaga por naturaleza, pensaba que solo tendría que encender el faro por las noches y apagarlo por las mañanas, y el resto del tiempo podría dedicarlo a leer, que era lo que más me gustaba. Y sola, pues yo soy como el gato de Kipling, yo soy el gato que va solo, meneando su cola salvaje sin más compañía que su salvaje presencia. También decía cuando me preguntaban por mi futuro, que lo único que deseaba era llegar a vieja satisfecha de mí misma, y también lo he conseguido, aunque muy vieja aún no lo sea. Vaya, que he cumplido mis objetivos en la vida, y muchas veces me he metido en líos que sabía que me iban a perjudicar la salud y la tranquilidad, solo por correr una aventura. He sido muy loca en esto. La prudencia nunca ha sido mi fuerte, pero la vida hay que vivirla, leñe.
Viva la madre que me parió aunque fuese una pesada pesadísima.
Dios la haya perdonado.
Amén.
Y viva yo, que vaya si me lo he currado.

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