Eclesiastés 12
"...cuando también teman a la altura y a los terrores en el camino, y florezca el almendro, se arrastre la langosta y la alcaparra pierda su efecto; porque el hombre va a su morada eterna mientras los del duelo andan por la calle.Acuérdate de El antes que se rompa el hilo de plata, se quiebre el cuenco de oro, se rompa el cántaro junto a la fuente, y se haga pedazos la rueda junto al pozo; entonces volverá el polvo a la tierra como lo que era, y el espíritu volverá a Dios que lo dio.…"
"...cuando también teman a la altura y a los terrores en el camino, y florezca el almendro, se arrastre la langosta y la alcaparra pierda su efecto; porque el hombre va a su morada eterna mientras los del duelo andan por la calle.Acuérdate de El antes que se rompa el hilo de plata, se quiebre el cuenco de oro, se rompa el cántaro junto a la fuente, y se haga pedazos la rueda junto al pozo; entonces volverá el polvo a la tierra como lo que era, y el espíritu volverá a Dios que lo dio.…"
Curiosamente, la cuerda de plata que se cita en la Biblia, Eclesiastés 12, es la misma que mencionan los budistas, y cuando podemos hacer un viaje astral, es la que une nuestro cuerpo físico al astral. Cuando morimos se corta la cuerda.
Una vez estaba yo sola en casa haciendo yoga de relajación, y estuve a punto de poder hacer un viaje astral. Noté que el cuerpo astral se salía del mío físico. Estaba yo tumbada en el suelo (estas cosas hay que hacerlas en el suelo, sobre una alfombra)y noté que me salía de mi cuerpo físico. Pasó lo que yo ya había leído sobre este tipo de experiencias. Empecé (mi cuerpo astral) a girar sobre mi misma por un túnel a toda velocidad, alejándome más de mi habitación y de mi casa. No era una sensación desagradable, todo lo contrario. Lo había conseguido. Pero me entró el miedo; pensé que la cuerda de plata podía romperse y moriría, y que luego Paco vendría a casa y me encontraría en el suelo tiesa como un palo.Yo estaba completamente relajada.
Entonces me moví y el cuerpo astral volvió bruscamente al físico. Uff...por un lado sentí alivio, pero por otro yo ya es que empezaba a asustarme. Luego lo sentí. Lo probé otras veces pero la ocasión no se repitió.
Una psicóloga amiga mía me dijo que este tipo de "viajes" eran peligrosos para las personas que toman anfetas o medicación para la depresión.Porque en un viajecito de estos "puede que no puedas volver fácilmente".
Caray, caray, caray...
Se lo conté a un chico que hacía yoga muy en serio y me miró con rabia:
"-¡No hay derecho! . Yo me he pasado toda una vida intentándolo sin resultado, y tú tienes la ocasión y la desperdicias"...
Hélas, hélas, hélas... que diría un francés.
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