Como me quedé tan desconsolada por la muerte de Chenta, mi vieja y fiel gata, para consolarme (aunque tengo ya dos más, muy ancianitas,) sin dudarlo me fui a Can Reus, -edificio público-, a las perreras y gateras donde tienen allí almacenados muchos animales perdidos o abandonados . Me llamó al instante la atención esta pantera casera, pues nada más verme, empezó a hacer cabriolas y a ponerse tripa arriba para que le hiciese cariñitos. Como estaba dentro de una jaula estrecha no pudo ser, y sacaba toda la pata y yo se la estrechaba como si nos diéramos los buenos días.
Había animales preciosos allí, pero este gatote, negrote , así como feroz pero tan dulce, me robó el corazón.
Nada más llegar, inspeccionó toda la casa, y luego se fue, después de la agotadora jornada, a dormir a mi cama.
Se nota que es un gato que tiene mucho mundo.
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