pieles no
miércoles, 24 de junio de 2009
Quien no te conozca, que te compre (va de burros)
Dice un tal Ballesta, lingüista: "Usamos este refrán para encarecer las faltas que alguno tiene; tómase la metáfora de la cabalgadura que tiene defectos encubiertos, que si no es escondiéndolos, no se puede vender". Hasta aquí muy bien, pero parece que la cosa viene de un cuentecillo antiguo:
Tres estudiantes pobres llegaron a un pueblo en el que había feria.
-¿Cómo haríamos para divertirnos?- dijo uno al pasar por una huerta en la que había una noria con un borrico sacando agua.
-¡Ya lo sé!- dijo uno de ellos. -Ponedme en la noria y llevaros al burro, que venderéis enseguida en la feria.
Como fué dicho, hicieron.
Después que se hubieron alejado sus compañeros con el borrico se paró el que había quedado en su lugar...
-¡¡¡Arreee!!-gritó el hortelano, que trabajaba a alguna distancia. El borrico improvisado no se movió ni sonó la esquila. El hortelano subió a la noria, y cual no sería su sorpresa al hallarse a su borrico convertido en estudiante.
-¡Qué es esto?!- exclamó.
-Mi amo- dijo el estudiante-.Unas pícaras brujas me convirtieron en burro, pero ya cumplí el tiempo de mi encantamiento, y ya he recuperado mi verdadero ser.
El pobre hortelano se desesperó, pero, ¿qué podía hacer?. Le quitó los arreos y le dijo que se fuese con Dios. Enseguida tomó tristemente el camino de la feria para comprar otro burro. El primero que le presentaron unos gitanos que lo habían adquirido, fué su propio burro; apenas lo vio, echó a correr, exclamando: "¡-Quien no te conozca, que te compre!"
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario