
Se llaman así por una cuestión muy curiosa. Se utilizaron por vez primera en la Primera Guerra Mundial, en la batalla de Cambray, por parte de los ingleses. Su nombre proviene de que, para mantener el secreto de esta nueva arma de guerra, figuraban, en las expediciones y transportes y antes de aparecer en el frente, con el nombre de "tanques de agua". Churchill estaba encantado con ellos y los llamaba "barcos de tierra".
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