No es tiempo de oración ni penitencia, sino que uno se abstiene de comer,beber y tener relaciones sexuales durante las horas de luz (mientras en campo abierto se puedan distinguir un hilo blanco de uno negro, dice el Corán). Tiene un significado como de hermanamiento con los pueblos que pasan hambre y penurias. Luego, por la noche, se toma la jarera, que es una sopa muy buena y sustanciosa, y se come de todo, dulces, y se pasa muy divertido. Yo estoy exenta, pues a diferencia de la Cuaresma, el agua rompe el ayuno, y yo tengo que tomar las pastillas. Pero también voy a muchas cenas divertidas.
Respecto a los sufíes, son los místicos del Islam. Una vez dije en la mezquita que me habia metido en una web sufí y me dijeron que no estaba bien, porque eran unos herejes. Pero a mí me gustan . Se parecen mucho a los budistas zen.
El Corán y todas las oraciones es preceptivo rezarlas en árabe, no pueden ser traducidas, pues se tiene que decir como lo recibió el Profeta, y, cosa curiosa, si se dicen en arabe, los que no conocen este idioma (yo si lo entiendo, y dentro de tres dias reanudo mis clases, )tienen más mérito, pues se esfuerzan más en decir con el alfabeto occidental unas oraciones que no comprenden. A mi esto me parece un poco rarillo, pero es que son así. Luego, por la noche, cenan y se pasa muy divertido. Y al día siguiente, lo mismo. Solo están exentos los enfermos, las embarazadas, los que están de viaje y los muy ancianos.
Por cierto, y se me olvidaba, en el Ramadán hay una cosa muy curiosa, y es La Noche del Destino. Es una noche, que nadie más que Dios sabe cual es, en que cada oración vale por millones, cada obra buena idem, y así. Por eso, los ulemas incitan a ser muy cumplidores para que no te pille la Noche del Destino haciendo el indio. Yo siempre he pensado que es un truco para que la gente no se desmande, pero resulta poetico...
El Ramadán no cae siempre en el mismo mes, pues el calendario musulmán es lunar a rajatabla, y de este modo las fiestas van corriendo. Y cuando cae en verano es durísimo de hacer, pues si hay que trabajar de día y se suda, no se puede beber. Recuerdo que cuando estuvimos en Turquía e íbamos por la Capadocia en el mes de junio y hacía un solazo de miedo, la recorríamos en un minibus con unas señoras madrileñas muy simpáticas, gente VIP. Pero eran majas y divertidas. Y el chófer nuestro era un chico joven y por cierto muy guapo, y entonces era Ramadán. El chico lo cumplía a Rajatabla y yo le miraba y me daba mucha pena. Las señoras no entendían nada, y no comprendían que cuando los del grupo nos íbamos a comer a un restaurante, él se quedase dentro del minibus con aquel bochorno. Y le animaban a beber, y le traían Cocas-Colas fresquitas. No lo hacían para fastidiarle, pero a mí me daba mucha pena aquel suplicio de Tántalo. Por la noche a veces nos sentábamos a su lado y yo le decía que aprovechase, que comiese, pero no comía casi, sólo bebía. Debía estar deshidratado el pobre. Yo le animaba a comer porque a veces íbamos por unas carreteras con unos precipicios al lado que daban grima, y yo pensaba que menos mal que era joven y fuerte, pues otro quizás se hubiese mareado y nos íbamos todos barranco abajo.. Pero el pobre aguantó como un jabato sin comer ni beber en aquella preciosa pero tremenda excursión. Y es que la Capadocia es muy interesante. Es un desierto puro y duro, y se visitan las iglesias paleocristianas excavadas en los cerros pelados y son una preciosidad. En los pocos pueblos, las mujeres van vestidas como en la Biblia y parece que estás en ese tiempo. A Paco y a mí nos gustó muchísimo. Y Estambul una maravilla. Pero no escribo esto para hablar de las maravillas estambulinas, sino del Ramadán. Aquel pobre chico turco lo recordaré toda la vida. Desde luego, pienso que si eso existe, se ganó un buen cacho de Paraíso.
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