Me alegro de no tener ya la vida por delante. Mi madre siempre me decía: "-Dichosa tú, que tienes toda la vida por delante". A mí esta aseveración no me gustaba demasiado. No me producía alegría, sino que me daba un poco de miedo. Yo nunca tuve ningún tipo de vocación. Cuando era pequeña nunca deseé ser azafata, ni santa, ni artista de cine, ni todas esas cosas que querían todas las niñas de entonces. Yo no quería nada. Nunca he sido ambiciosa. Solo quería vivir una vida tranquila, pero no me fue dado. Mi vida ha sido desasiado entretenida. Vaya idiota aquel a quien se le ocurrió una frase para un libro o peli, no recuerdo, que se llamaba "La vida es un largo río tranquilo". No sé dónde y como habría vivido semejante tonto. La vida es todo lo contrario, un arroyo de montaña esos llenos de rocas y escollos, por donde se baja en una piragua y a cada momento estás a punto de que se te parta en pedazos o de ahogarte.
Yo quería las cosas simples pero indispensables: Un hombre, un hogar, una vida más o menos buena. Muchas chicas se fijaban mucho a la hora de elegir marido en si tenía mucho dinero o no, y yo he visto a más de una muy guapa casarse con un feto porque era hijo de un empresario rico y haber tenido una vida lujosa. A mí esto no me pasaba por la cabeza.
Por suerte, conseguí lo que quise, después de duras experiencias por falta de experiencia. Pero la verdad es que los hombres me han tratado con más ternura y cariño que las mujeres. Estas . en general,. me han tratado bastante mal, me han traicionado y envidiado. Siempre me importó un ardite el qué dirán, pero mi madre estaba obsesionada con esto, lo que hizo que mi relación con ella fuera muy difícil.
Pero no estoy escribiendo esto para contar penas. Mi vida ha sido en general entretenida y bastante alegre, porque, al ser hija única y pasar tantos años sin amigas aprendí a divertirme sola, sobre todo con los libros, que nunca me fallaron.
Ahora que, gracias a Dios, ya no tengo la vida por delante -pensamiento que me inquietaba mucho- estoy más tranquila y serena. Me gusta ese verso de Machado, que dice:
Amén.
Yo quería las cosas simples pero indispensables: Un hombre, un hogar, una vida más o menos buena. Muchas chicas se fijaban mucho a la hora de elegir marido en si tenía mucho dinero o no, y yo he visto a más de una muy guapa casarse con un feto porque era hijo de un empresario rico y haber tenido una vida lujosa. A mí esto no me pasaba por la cabeza.
Por suerte, conseguí lo que quise, después de duras experiencias por falta de experiencia. Pero la verdad es que los hombres me han tratado con más ternura y cariño que las mujeres. Estas . en general,. me han tratado bastante mal, me han traicionado y envidiado. Siempre me importó un ardite el qué dirán, pero mi madre estaba obsesionada con esto, lo que hizo que mi relación con ella fuera muy difícil.
Pero no estoy escribiendo esto para contar penas. Mi vida ha sido en general entretenida y bastante alegre, porque, al ser hija única y pasar tantos años sin amigas aprendí a divertirme sola, sobre todo con los libros, que nunca me fallaron.
Ahora que, gracias a Dios, ya no tengo la vida por delante -pensamiento que me inquietaba mucho- estoy más tranquila y serena. Me gusta ese verso de Machado, que dice:
"Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar."
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar."
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario