Hoy podemos afirmar que el filme se ha convertido en una obra de culto para los seguidores – y no tan fans del director neoyorquino -, en la que se mezcla ficción y documental, para contar la historia de un personaje real aunque todo lo que le ocurriera fuese irreal.
ALLENWoody Allen, discutido en los últimos años por películas de una más que dudosa calidad (“Si la cosa funciona”, “Vicky Cristina Barcelona”, “Conocerás al hombre de tus sueños” y otros bodrios incomprensibles), tiene sin embargo una especial habilidad para crear personajes dotados de un “knack” sorprendente, como fue Leonard Zelig, el camaleón humano, cuya historia nos contó de forma insólita y brillante, cuando nadie esperaba una obra en blanco y negro. El propio Woddy fue además el protagonista.
El tal Leonard Zelig se mimetiza con las personas que se le acercan, cambia su apariencia adaptándose al medio en el que se desenvuelve, convirtiéndose en un personaje único en la historia del cine. Conviene recordar que Allen logró el David de Donatello italiano y fue candidato a los Globos de Oro.
A partir de un relato de Francis Scott Fitzgerald sobre un hombre que conoció en una fiesta y que cambiaba su forma de ser en función de la gente que le rodeaba, Allen montó una serie de escenas que rozan o llegan al más absoluto surrealismo, para las que utilizó novedosos efectos especiales para 1983 y en las que Zelig/Allen se reúne con personajes históricos reales.
Si la tienes a tu alcance, no te la pierdas, por favor.
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